lunes, 19 de febrero de 2024

21 de junio de 1980

     Os saludo mis apreciados, fieles, tenaces y perseverantes lectores de este vuestro humilde blog de motos, viajes en moto, historias relacionadas con las motos... (¿ya os he dicho que aquí se trata de cosas de motos? 😂).

    En 10 Pulgadas no ha comenzado el año como me hubiese gustado, contando cosas agradables de alguna experiencia viajera sobre lo que más nos gusta: la moto.

    El año ha empezado con las frías cifras de una terrible realidad que muchos se empeñan en no comenzar a corregir con los medios adecuados. Hablo, por supuesto, del número de víctimas de accidentes de tráfico, especialmente, de los datos referidos a las víctimas de accidentes en/de moto.

    Es, evidentemente, una realidad- cruda- que no se puede obviar; pero mientras esas duras, ignorantes y políticamente interesadas molleras que poseen los que deciden sobre las medidas para atajar ese gravísimo problema, no se bajen de la burra y empiecen a aplicar las medidas correctoras que dicta el sentido común, poco más podemos hacer que intentar sobrevivir. Así de dura está la cosa.

    Por lo de ahora, trataré de suavizar un poco el ambiente, retomando los relatos y las historietas más agradables.

    ¡Vamos al lío!

    

    21 de junio de 1980

    ¿Qué título más curioso el de esta entrada, verdad?

    Tú sigue leyendo, que te voy a contar lo qué pasó ese día.

    Era un caluroso y seco sábado del recién estrenado verano en Madrid.

    Aquel año significó -se materializó- el fin de una época para nuestro país y el comienzo de un período de cambio en todos los ámbitos de la sociedad, aunque también es, posiblemente, el año más oscuro y triste en la historia reciente de España. Aunque aquí hablamos de motos y viajes, ya sabes. Para el resto, hay muchas fuentes que puedes consultar.

    Después de los exámenes de 2º de Bachillerato (...el B.U.P.) y por cuestiones que no vienen al caso en un blog dedicado a motos y sus cosas, mis padres decidieron enviarme a la capital para pasar unos días, lejos de mi rutina diaria aquí, en Vigo.

    Llegué el viernes 20 de junio en el expreso "Rías Baixas" (el primer Talgo no cubrió un Madrid-Vigo/ Vigo-Madrid hasta el día de mi cumpleaños de ese mismo año) a la estación de Príncipe Pío-la antigua Estación del Norte-. Era un lento tren tirado por una de aquellas míticas locomotoras diésel de librea verde con franjas amarillas en el que pasabas toda la noche entre olor a bocadillos de tortilla, cerveza en lata, los traqueteos al paso por los cambios de agujas y el monótono tacatac de las juntas de los raíles. 

    Me esperaban en la estación mis tíos: Rosa y Pablo. Tomamos el Metro- ¡cómo me gustaba aquel peculiar ambiente de las estaciones subterráneas, los cambios de presión del aire en las bocas de los túneles y los chispazos y el zumbido de aquellos trenes de color rojo!- haciendo transbordo en Tribunal; de ahí a la estación de Iglesia y, ya en la superficie, un breve paseo de dos minutos hasta García Morato 49 (hoy Santa Engracia). 

    Tenía por delante dos semanas de levantarme tarde, de ir a desayunar- a veces- café con leche y porras a la cafetería de Morán- esquina de García Morato con Santa Feliciana-, de recorrer aquel Madrid que tanto me gustaba...¡que tanto le gustaba a un muchacho de provincias que se asombraba ante la mayoría de cosas que veía!; de visitar a Pepe y a Angelines (y a Rafa, Santi y Julia, sus hijos) y darme un chapuzón en la piscina del edificio en el que vivían- ¡qué lujo!, pensaba yo-, y de ir a comprar la merienda por las tardes a la vaquería que había en la calle del Castillo (allí descubrí los flanes Dhul).

    Alguna cosa de leer me había llevado- algunos apuntes de las que me habían quedado para septiembre-, pero decidí que no me iba a pasar quince días con las tediosas declinaciones latinas ni con los límites a más infinito y menos infinito.

    Ese caluroso sábado, 21 de junio, decidí darme una vuelta mañanera por los alrededores: la plaza de Chamberí, la de Olavide, la calle de Trafalgar, la de Martínez Campos...

    Nada más salir del portal de la añorada casa (casi casa-museo por todo lo que allí se guardaba, desde radios de válvulas a máquinas para liar cigarrillos, figuras exóticas, libros, curiosos documentos y variopintos objetos...) de mis tíos- una típica corrala madrileña con su corredor a patio con fuente de agua- pasé por delante del quiosco de prensa que había- ¡que todavía hay!...aunque ahora es moderno- en la plaza de Chamberí y decidí pararme a ver qué me podía ofrecer lo que allí se exponía. 

    No iba con idea de comprar nada pero, en un momento dado, algo llamó mi atención. No sé cómo, me vi con una revista en la mano y poniendo 80 pesetas (0,48€) sobre el exiguo mostrador del quiosco.

    Aquella revista era el número 663 de Motociclismo. Allí, con aquel inconsciente acto, ¡todo cambió!. 

La "culpable"


    Nunca había tenido el más mínimo interés por las motos ni por nada que se relacionase con ellas. El porqué en aquel momento decidí comprar aquella revista, y no alguna otra de variadísimos temas que colgaban con pinzas de la ropa de los cordeles que se extendían por el frente y laterales del quiosco, supone para mí- todavía hoy- un auténtico misterio. ¿El destino?, ¿el azar?...¿¡quién lo sabe!?.

    Ni siquiera la portada era llamativa (igual el rojo y plata de esa Ducati 900SS me atrajo, no lo sé), pero la pagué y me la llevé.

    Ni la abrí ni la leí. La enrollé y continué mi paseo de descubrimiento de la capital.

    En casa de mis tíos, la siesta era religión. ¡Había que respetarla!.

    Total que me dispuse para cumplir con el precepto y aproveché para ojear la revista que había quedado sobre la mesilla y, claro...¡ya no he parado hasta hoy! 😂.

    La verdad es que no me enteraba de nada; hablaban de cosas extrañas sobre motores, relaciones de compresión, diámetros por carrera, surtidores de alta, pipas de dirección, de los entresijos de una mecánica, para mí, ignota.

    Lo que sí recuerdo perfectamente son las páginas en las que se presentaba y probaba una moto italiana: Benelli 654.

    Quien escribía la prueba y el detalle de la misma hacía algo más que dar cifras y datos: transmitía pasión y algo que yo desconocía entonces y hoy conozco...pero que no sé, todavía, definir. Seguro que tú, motorista, motociclista, motard, motero, sabes a qué me estoy refiriendo: el aura, la mística, la épica, la poesía de la moto. Pero incluso con todos estos sustantivos no consigo definir lo que es; ¿moto?.

    Me olvidé, claro, de las declinaciones y de los límites...¡hasta hoy!.

    Al regreso a Vigo, se cimentó la costumbre de ir los sábados por la mañana al quiosco a buscar "el Motociclismo de esta semana".

    Pasaron unas cuantas semanas y, allá por el mes de agosto, tenía entre mis manos un nuevo ejemplar de la revista, el que contenía la primera parte de una prueba de larga duración- ¡10000 km!- de una sobria, elegante, carismática, teutónica y cara BMW R65, escrita por un tal Dennis Noyes.

    Si la primera revista lo cambió todo, esta- y la siguiente con la segunda parte de la prueba- consolidaron mi ya tomada decisión: yo tenía que ser motorista. Pero tenía que ser motorista de los de largo recorrido, motorista de viajes, no de carreras ni de motos deportivas; ¡yo quería ser "rutero"!, ¡quería recorrer las carreteras del mundo sobre una moto de turismo!; quería vivir y sentir las cosas que se leían entre líneas en aquellos textos de Noyes.

    Doy un largo salto, paciente y estoico amigo lector, para evitarte cosas que no vienen a cuento. Solamente contarte que a aquellas tres primeras revistas les siguieron unos cuantos cientos de ellas; que sí me convertí en motorista-rutero y que, hasta que Dios lo quiera, lo seguiré siendo.

    El caso, y para ir rematando, es que cuando hicimos la mudanza a nuestro anterior piso, se quedaron en un armario trastero aquellos centenares (yo le calculo que más de 400 ejemplares) de revistas entre Motociclismo, Solo Moto, La Moto, catálogos, etc.

    Desde aquella mudanza, siempre eché de menos aquellas revistas, especialmente las dos que contenían la prueba completa de 10000 km de la R65.

    Hasta este pasado sábado 17 de febrero de 2024...¡casi 44 años después!.

    Me hijo me invitó a subir a IFEVI, a la muestra de Retro Galicia y, rebuscando entre los puestos- realmente no llevaba idea de comprar nada-, me encontré con lo inesperado: un puesto con revistas de todas las épocas en un estado casi perfecto de uso/ conservación y a unos precios más que asequibles.

    No recordaba los números de las revistas...e incluso tenía una cierta confusión sobre su año de publicación (me empecinaba en el año 1981 y no sé por qué), hasta que, ya habiendo desistido de encontrarlas, me di una última oportunidad...¡y las encontré!

    Hacía mucho que, por algo de esta índole, ¡no saltaba de júbilo!.

    Por 13 € conseguí las dos revistas, prácticamente nuevas, y, por supuesto, ¡ya las he devorado!

    ¡Helas aquí!

    

¡44 años después!


    No sé si esto te ha resultado indiferente o te ha gustado, fiel amigo lector de 10 Pulgadas. 

    Me apetecía contártelo porque lo considero importante para entender la conexión que tengo con esta historia de las motos, de cómo se originó, de cuándo y de dónde.

    Además, creo que es una forma agradable de retomar nuestra andadura en 10 Pulgadas, en este año que hemos comenzado con temas tan dolorosos y tristes.

    Parece que ya empiezan a vislumbrarse la primavera y el buen tiempo, y el ánimo se enciende, otra vez, pensando en buenas rutas y mejores experiencias sobre una moto.

    ¡Saludos, V,s, cuidaos y cuidad de vuestras monturas!

    ✌

    

jueves, 1 de febrero de 2024

¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO?

    Saludos mis bienqueridos y fieles amigos de 10 Pulgadas.

    Antes de meternos en faena, me gustaría desearos un feliz y tranquilo desarrollo de este 2024...¡del cual ya hemos consumido su primer mes!

    No me gusta empezar el año, aquí en nuestro rincón de cositas de motos y de viajes en moto, con un tema tan triste, preocupante y espinoso como es el de las cifras de víctimas de accidentes de tráfico; no, no me gusta nada, pero considero que es fundamental reflexionar- con algo más que las miras subjetivas de políticos y responsables públicos del tema- sobre las causas que nos llevan a cifras- me voy a ceñir, sin menosprecio de las otras víctimas- realmente alarmantes de víctimas mortales en accidentes de moto en España.

    Entrando a cuchillo directamente, ya os dejo clara mi postura sobre alguna que otra estupidez que se ha oído de boca de algún político hace muy poco, acerca de la más que probable obligatoriedad de uso del casco integral/ modular en carretera y el uso, también obligatorio, de guantes homologados a la hora de pilotar nuestras monturas: si esa es una de sus soluciones para reducir el número de víctimas mortales entre los motoristas, no merecen ni un céntimo de los insultantes sueldos que se han asignado a nuestra costa.

    Llevo usando guantes desde el segundo o tercer día de subirme en una moto y casco integral o modular en el 99% de las veces que salgo a carretera. Nunca nadie me lo tuvo que decir u obligar. Lo que falla es otra cosa, no esto.

    Todo lo que podrás leer a continuación es, ¡ojo y atención!, mi opinión personal, la opinión de alguien que este año cumple 60 tacos y que lleva desde hace unas cuantas décadas con el culo pegado al asiento de una moto.

    Vamos por partes.

    1) LOS NÚMEROS

    Según la D.G.T., el número de motoristas fallecidos en vías interurbanas- no se especifican las causas o los causantes del siniestro...y eso es importante de cara a frenar esta situación- ha aumentado con respecto a 2022 en un 18,67% (37% dice la D.G.T. desde 2012), para un crecimiento de nuevas matriculaciones del 11,4% (Fuente: ANESDOR); está claro que hay un evidente desequilibrio entre las dos cifras.

    

Cuadro de la D.G.T. Evolución de víctimas en accidentes de tráfico


    Es una utopía pensar en alcanzar el 0 en el cómputo de número de víctimas mortales en accidentes de tráfico, pero lo que está claro es que se tienen que reducir, sí o sí.

    Me gustaría ver, igual no he buscado bien y existe, un cuadro en el que figurase- no trato de culpar o exculpar a nadie- el motivo real del siniestro. Evidentemente los instructores del atestado sí que tienen esos datos. Fríamente- es un riesgo que corro-, no es lo mismo la salida de vía de un motociclista por evitar a otro vehículo que invade su carril, que la salida de vía porque el motociclista no circulaba respetando los límites naturales y legales (suyos, de la vía y del vehículo); sí para mi es importante conocer esos datos, ya que de su estudio sí que se podrían extraer las causas reales de los accidentes de circulación y sí que se podrían adoptar las medidas correctoras- no solamente sancionadoras...-, adecuadas.

    Pero no, es más sencillo y menos laborioso no dar esa información y dejar que la idea es la de que el "colectivo motociclista" está desbocado.    

    2) LAS CAUSAS

    Aquí empieza lo espinoso del asunto.

    2.1) LA INFRAESTRUCTURA VIARIA

    En general, se encuentra en un estado desastroso ( en algún caso casi delictivo):

    -Estado del firme rozando lo criminal en infinidad de puntos en nuestras carreteras

    -Señalización, en muchos casos, deficiente, ausente, confusa o en mal estado

    -Trazados que suponen un riesgo importante, incluso respetando escrupulosamente las normas de circulación, para los usuarios de las vías

    -Todavía se siguen instalando guardarraíles que son auténticas guillotinas, no solo para los motociclistas, o no sustituyéndolos por barreras más seguras...¡y no mucho más caras!

    Dicen que no hay dinero suficiente para mantener la red viaria en perfectas condiciones. No me voy a meter en cuestiones de índole política- este no es el lugar ni el espíritu de 10 Pulgadas-, pero creo que mienten. Lo que no hay es voluntad, decencia, ganas...ni una ciudadanía valiente que exija, de forma contundente, un uso racional y honesto del dinero público. Este punto lo dejo ahí.

Estado de la N-540 entre Chantada y Carballedo (La Voz de Galicia, enero de 2024)


    El siguiente cuadro muestra, clara y vergonzosamente, el nivel de inversión en mantenimiento de la red viaria en España, comparada con otros países europeos. A los sujetos responsables de soltar sandeces sobre cascos integrales y guantes homologados, se les tenía que empapelar la cara con copias de cuadros como este.

¿Se entiende?. No hay más preguntas, señoría
    2.2) LOS "OTROS" OCUPANTES DE  LA VÍA

    Claro, si circulásemos solos por la carretera, podríamos reducir- aquí ya solamente jugaría nuestro sentido de responsabilidad, el estado de nuestra máquina y las condiciones climatológicas- sensiblemente el número de accidentes y, por consiguiente, el número de víctimas.

    Pero, lamentablemente, no es así. 

    Vivimos en sociedad- nos guste o no- y tenemos que sufrir, pero también disfrutar, sus inconvenientes y ventajas.

    Hay mucho empanado; el que no quiera reconocerlo no vive el día a día del tráfico: teléfonos móviles, coches que parecen centros de entretenimiento, personas que circulan con miedo, rígidas (lo de la formación que reciben en la autoescuela...¡solamente para pasar el examen!, ya lo he comentado alguna vez por aquí), una falta total y absoluta de educación personal que se traduce en no respetar ningún tipo de norma ni a ningún congénere...Podría estar así durante unas cuantas líneas.

    ¡Falta EDUCACIÓN!

    EDUCACIÓN no es FORMACIÓN. La segunda es importante: nos enseña como tenemos que interpretar los símbolos (señales), las leyes (Reglamento General de Circulación), como manejar el vehículo, qué obligaciones y derechos tenemos como usuarios de las vías públicas, a desarrollar habilidades tales como la previsión, la intuición, la anticipación...

    ¡Pero la primera!...¡ay, amigo mío!, la primera, la EDUCACIÓN, esa no te la enseñan en la autoescuela...ni en la escuela, ni en la universidad. Esa se mama en casa, desde pequeños; RESPETO por y hacia los demás; RESPETO por tu entorno; RESPETO por el esfuerzo de quienes velan por la seguridad de los demás.

    Utiliza los intermitentes para indicar un cambio de dirección (o los de emergencia para indicar una detención), circula bien por las rotondas (si no sabes, ¡coño, pregunta a los que sepan!), no bloquees los cruces, no adelantes en donde no puedas o debas, abre las puertas de tu vehículo con precaución y después de asegurarte de que no viene una moto, una bicicleta o un patinete, mantén tu vehículo en buenas condiciones, respeta los límites de velocidad... aunque creas que son caprichosos y sin sentido (muchos sí).

    No soy un especialista en la materia, pero sí tengo que circular en hora punta todos los días por ciudad y os puedo asegurar que cada día veo más barbaridades...cometidas por algunos de esos que en ciertos anuncios de televisión se quejan de que les "suben el seguro a ellos, que no han dado nunca un parte".

    Las autoescuelas tienen mucha responsabilidad en actitudes como las descritas más arriba. Lo siento, es así y todos hemos pasado por ellas y sabemos lo que hay en muchos casos: tú vigila no cometer fallos en el examen y punto.

    Evidentemente no son los únicos culpables. De hecho, creo que son el último eslabón de una cadena de desidias, incompetencia y abandono (Administración, familia, etc.)

    No cuesta nada, de verdad, cumplir con unos mínimos de educación y respeto cuando nos ponemos al volante o al manillar. 

    2.3) "NOSOTROS, MOTOCICLISTAS"

    Vale, ahora vamos a soltar bofetadas en nuestra propia cara.

    No sabemos andar en moto. ¿Contundente afirmación?, ¿Falsa?, ¿Tú llevas toda la vida andando en moto y qué te voy a decir yo?. Te repito- me repito- que no sabemos andar en moto.

    Como en todos los colectivos, hay de todo, claro.

    Hay gente respetuosa, hay gente tranquila, hay quemados, hay maleducados...

    Hombre, por suerte, creo que los que más abundan son la gente tranquila y con un mínimo de educación y respeto.

    Siempre, como en todo, suele haber un pequeño porcentaje que, dando la nota, desprestigia al resto de la comunidad...y ya sabemos como va esto: un imbécil cataloga a todo un grupo.

    Hay mucho estúpido subido en una moto; sí, lo reconozco y es una de las causas- vuelvo a repetir que es mi opinión pero muy poca gente podrá rebatirme, creo- del continuo incremento de víctimas mortales en accidentes de moto.

    Cuando salgo con la moto, algún día entre semana o algún domingo por la mañana, es casi imposible no encontrarme o cruzarme con individuos que se autodenominan "moteros" que deberían replantearse muchas cosas antes de volver a enfundarse un mono de cuero, un casco y subirse a una moto.

    La falta de formación, de adquisición gradual de experiencia y de sentido común, hace que cualquiera con los medios económicos suficientes- coche o moto- se suba en un aparato que no es capaz de controlar...y que, por prestaciones, está muy por encima de las características de las vías y de las normas de circulación. 

    Aparte de su poca capacidad neuronal, ¿quién es el culpable real de que un sujeto que no es capaz de entender que sus actos, totalmente sin sentido, ponen en peligro no solamente su vida sino que también la de los demás y, mucho menos importante, la imagen de un colectivo que, en su casi totalidad, siempre se ha mostrado como respetuoso y solidario?

    No lo sé, sinceramente, pero creo que la posibilidad de acceso a máquinas que pueden escapar al control de quien las maneja a la mínima de cambio, pertenece al Estado. Claro, aquí muchos me dirán que si la libertad personal, el libre albedrío, que si la responsabilidad personal...bla, bla, bla.

    Todos sabemos que si le das una pistola cargada a un mono, en algún momento acabará por dispararla.

    Temo que el sistema de puntos no funciona- se compran, se comercia con ellos, con identificaciones fraudulentas de conductores en sanciones...-, que el tema de la convalidación del carnet B para poder conducir una 125 ha tenido fundamentos económicos y comerciales...¡nada más!, que el paso por el A1 es una quimera (solo hay que darse una vuelta una mañana de domingo soleada para ver cuantas limitadas en papeles no lo están de verdad en motor)...

    Los españoles, hay que reconocerlo y la Historia está ahí, desde Lazarillo y desde Rinconete y Cortadillo hasta hoy, somos poco amigos de cumplir normas y de ser "legales". Puede que el ejemplo que vemos en nuestros gobernantes nos incite a seguir su ejemplo.

    He tenido familiares, amigos, conocidos y familiares de conocidos que han fallecido en accidentes de circulación. 

    De alguno no tengo la información necesaria para determinar quién o qué causo su accidente. De la gran mayoría sí: la falta de experiencia o de sentido común de otros conductores y de las condiciones de la vía.

    Siento haber comenzado así este año en 10 Pulgadas, pero uno no puede permanecer callado mientras cargos públicos deciden, sin la más mínima decencia, datos, información contrastada, conocimiento ni interés por mejorar las cosas, qué debemos hacer o qué debemos usar y como.

    Cuidaos, que el tráfico es una jungla.

    ¡Ráfagas!