domingo, 10 de marzo de 2019

¡CIAO BELLA!

Saludos estimados amigos lectores de este blog.
"Ciao", en italiano, se puede utilizar para decir "hola" y "adiós".
En la entrada anterior os contaba las reacciones que había suscitado y las "recomendaciones" que había recibido la puesta en venta de la GTS. No voy a volver sobre el asunto. Es agotador. Al final del texto decía dos cosas: que esperaba la llamada del taller para decirme que ya estaba saneada la chapa y que seguía esperando la llamada de alguien sensato para hablar sobre el precio, etc. Al final las dos llamadas se produjeron. La primera, la del taller, a los pocos días de escribir la entrada del blog. El resultado fue satisfactorio: buen trabajo a buen precio. La segunda el 17 de febrero. Bueno, en realidad no fue una llamada, fue un whatsapp. He de reconocer que me cogió totalmente desprevenido. Me preguntaba si la Vespa seguía en venta. Contesté que sí...y, al instante, me arrepentí. Pero ya estaba hecho. 
Ya he contado cómo y porqué llegué a la Vespa y, por extensión, al Vespismo. Es una historia ya conocida. Lo que sucedió desde principios de los años 2000 hasta hace un par de años fue el frenesí, la vorágine, la locura. Casi nadie se conocía y, de repente, aparecieron Vespas de debajo de las piedras: concentraciones, clubes, salidas, viajes, etc. Pero cuando hay demasiados patrones, el barco suele acabar o en mal puerto o encallado (no hundido pero sí encallado). Yo me quemé. Así de simple. Me cansé de mucha gente, de hacer siempre lo mismo, de tener la sensación de pertenecer a un "rebaño". Recuerdo, hace unos cuantos años, que mi amigo Javier Herrera, alias "Pontedera", me dijo desayunando en el hotel en el que nos alojábamos en el Iberovespa de Setúbal: "César, tú y yo somos lobos solitarios". Javier,  te di la razón en aquel momento y te la sigo dando ahora, pasados unos cuantos años. Atrás quedaron, para mí, el "Club Scooter Clásico Vigo", "Vespeinados" y el "Vespa Club de Galicia". En todos he tenido algún tipo de responsabilidad. Y, para responsabilidades, las que tienes en el trabajo y en casa. Esto, lo del Vespismo y por extensión cualquier afición, tiene que servir para divertirte, para disfrutar, para olvidarte del día a día. Y en eso se había convertido el Vespismo para mí hasta hace un par de años. Abandoné la filiación al Vespa Club de Galicia (que fundé y del que he sido primer Presidente), hecho que me valió el escarnio público y la difamación por parte de individuos que mejor harían en estar callados. Suerte que conservo muy buenos amigos a los que, lamentablemente, no veo tanto como quisiera. Poco a poco me he ido apartando de cualquier actividad Vespista. Hace mucho, muchísimo, que no asisto a ningún evento...porque no me apetece, sencillamente. Por estos motivos- cansancio, desidia, hartazgo- comencé a construir la idea de un tiempo de reflexión, que no un tiempo muerto, de un cambio de aires, de volver a algo que ya había vivido. Mi pasión por las dos ruedas no nació con una Vespa, con una escúter. Nació con las "motos", con las de "rueda grande". Nació a los 15 años, con aquellas primeras revistas semanales de Motociclismo que compraba los sábados por la mañana con un importante esfuerzo económico (la paga semanal era exigua). Con aquellas pruebas de 10000 km que hacía el gran Dennis Noyes: Laverda 500, Benelli 654, BMW R 65...los relatos de viajes, las sensaciones que te llegaban a través de aquellas páginas hoy amarillentas; ¡ahí nació todo!. Me entró en las venas y ahí se quedará para siempre. El llegar a la Vespa, ¡después de un breve paso por el "lado oscuro" de Lambretta"!, fue pura casualidad y disponibilidad económica. Ya lo he explicado en alguna entrada del blog.
Volviendo al tema inicial: he vendido la GTS. Toscanina ya no es mía. Ya no tengo ninguna Vespa, pero sigo y seguiré siendo Vespista. Bueno, el próximo año no podré renovar como socio nº40 del Vespa Club de España. Una pena.
"Toscanina". Vespa GTS 300 i.e. Super

¿La voy a echar de menos?, claro. Realmente lo estoy haciendo ahora mismo. Se ha quedado aquí, en Vigo. Seguramente mantendré el contacto con su nuevo propietario que, quiero pensar, la va a tratar bien. Pero necesitaba cambiar. Necesitaba aprovechar la, posiblemente, última oportunidad de volver a sentir sensaciones de otro tiempo, igual de intensas que las que sentí entre 2003 y 2010 con una Vespa, pero con otro sabor.
Me he vuelto a comprar una Guzzi.
La 850T de viaje por León. 1990

Sí, después de aquella tremenda 850 T reconvertida a Le Mans II, me he comprado una más civilizada (?) y moderna Breva STR 750. Cuatro años y un par de meses de antigüedad, menos de 10000 km, garantía por escrito de un año y estado seminuevo. 
La encontré, casi por casualidad, en un concesionario de Barcelona y, sin dudarlo, me fui el jueves día 28 de febrero en el Tren Hotel de las 17:55 a la Ciudad Condal a por ella. 
Verla, echarle un vistazo, firmar los papeles, hablar con Caparrós un buen rato y, ante la mirada de "a ver cuánto tarda en caerse" (jejejejeje!!!!) de  mi hijo (está por motivos profesionales en Barcelona y me acompañó a recogerla), salí nervioso, ilusionado y algo acongojado, con dirección Vigo a las 11:00 de un luminoso y frío viernes de marzo. 
Atrás quedaban en aquel momento, materialmente que no en espíritu, décadas de Vespa, que no de Vespismo.
Ya os contaré como fue el viaje y como están siendo los primeros días con "ella" (todavía no tiene nombre, aunque mi mujer me ha dicho que la deje pensar, que ya se le ocurrirá algo, jejeje!!!).
¿El blog?. Va a continuar. Ni siquiera va a cambiar de nombre. El espíritu sigue siendo el mismo: viajes sobre dos ruedas y un motor y cosas relacionadas con ellos. Lo único que cambia es el medio para llevarlo a cabo. 
Os presento a "la nueva" compañera de aventuras...¿definitiva?, ¿chi lo sa?. Ojalá algún día la economía me permita volver a tener, también,  una...¿PX200? y poder rememorar aquellos viajes a los "Eurovespa".
 ¡Ciao Vespa!, ¡Ciao Guzzi!

La "nueva". Moto Guzzi Breva STR 750