jueves, 10 de septiembre de 2020

ME VAIS A PERDONAR...

¡Saludos amigos de 10 Pulgadas!
Sí, ya sé que es un título un poco extraño o enigmático. Estoy seguro de que lo vais a entender...y a perdonarme.
Me he ido a hacer una rutita de esas de desahogo de algo más de un par de cientos de kilómetros.
Hace unas semanas recibí un whatsapp de un conocido que tiene una California para invitarme a salir el domingo por la mañana. ¡Qué bien!, me apetece mucho. El sábado por la noche me hice una buena brecha en la cabeza con una estantería de la cocina y terminé, a las 23:30 en una sala de urgencias con un enfermero limpiando y "saneando" el destrozo. Mi gozo en un pozo, evidentemente no me puedo poner el casco en unos días. Avisé a mi amigo "californiano" y quedamos para la próxima. Anduve la mitad de la siguiente semana mordiéndome las uñas por tener que usar el coche para mis desplazamientos...
A la semana siguiente recibo una llamada telefónica del que creo que es uno de los dos fieles seguidores, confirmados, de este cada vez más humilde e insulso blog, Mundo. ¡Gracias amigo por tu fidelidad y perseverancia!. 
Hablamos de cosas de la vida, del trabajo y, ¡cómo no!, de motos. Me comenta de quedar un domingo y me parece de perlas, además lo necesito mucho.
Realmente esa semana y la siguiente, ya se lo advertí, estaba muy liado. Continúo sin trabajo- pocas esperanzas tengo ya- pero siempre he sostenido que el que no encuentra trabajo en contra de su voluntad de trabajar, tiene el día más ocupado que el que trabaja. A mi por lo menos me sucede. 
Estoy haciendo un largo, a veces tedioso, aunque interesante por momentos, curso de diseño naval, que me absorbe toda la tarde y parte de la mañana en casa...además del tiempo empleado en las tareas domésticas y las horas invertidas en la búsqueda de un trabajo para el que, la mayoría de las veces, mi edad me cierra las puertas. En fin, a partir de los 50 ya sabéis: no tenéis derecho a comer, o eso parece.
Bueno, al grano, le comenté a Mundo que iba muy agotado y muy sobrepasado, que me diese unas semanas para quedar. Sin problema.
El caso es que uno, a veces, necesita, de repente, estar absolutamente sólo. Y a mi me sucedió este domingo. Necesitaba estar absolutamente solo, alejado de ruidos, prisas, apuntes, aspiradora, Infojobs, etc.
El colofón a esta situación fue el fallecimiento de mi hermana el pasado viernes 28 de agosto, después de una larguísima y terrible enfermedad. Aunque ya era algo, desgraciadamente, esperado, no le resta un ápice de dolor. Ahora descansa en paz Bego, te lo mereces 💓
Hace tiempo que tenía ganas de salir muy temprano- creo que la última vez fue aquellos 1000 km con la "300" en homenaje a mi hermano Sergio Durán...¡cómo te sigo echando de menos!- y de rodar sólo, de noche, sin tráfico, hacia sitios "puros", abiertos, en los que poder respirar aire- ahora con más motivo- limpio, sin interferencias de nadie.
Me levanté a eso de las 05:45, me duché, desayuné, me vestí y, con la historia de este "bicho" que no nos deja en paz, me guardé los objetos del "protocolo" diario: mascarilla en una bolsa hermética y botecito de gel hidroalcohólico. Coloqué la cámara y el veterano Tomtom y a las 07:05, todavía de noche y con más frío del previsto, arranqué hacia el "Balcón de Madrid", uno de los miradores de la Ribeira Sacra (Ribera Sagrada).
07:05 de la mañana. ¡Vamos allá!
07:05 de la mañana. ¡Vamos allá!
Como me estoy acostumbrando a no manejar cifras (consumos, velocidades, tiempos, etc), esta vez también lo intentaré, dentro de lo posible.
Hacía frío, ya lo comenté, bastante frío. No pensé que la temperatura fuese tan baja y llevaba guantes, chaqueta y botines de verano. ¡Menos mal que tuve la precaución de ponerme un forro térmico y que llevaba unos salvadores sotoguantes metidos en un bolsillo de la chaqueta!. Paré a repostar- ¡Dios, qué cansino es todo ahora!: quita el casco, pon la mascarilla, mantén metro y medio de distancia con los demás, limpia las manos...- y a comprobar el aire de las ruedas. Faltaba medio kilo en la delantera. 
Arranco por la A52 con dirección Ourense. La verdad es que esta moto va fantástica. No es demasiado potente, no es la que mejor frena, no tiene una fiabilidad ni finura japonesas pero tiene algo la cabrona que te engancha. Me falta ponerle unas alzas al manillar, 2 cm y un deflector al parabrisas- ya está comprado a la espera de que llegue- para que la experiencia sea casi perfecta...para esta moto. Hombre, no pretendo que sea una Goldwing pero todo lo que sea mejorar la posición y el confort, redunda en una conducción más segura y placentera.
Me reafirmo en las sensaciones que experimenté cuando me la traje de Barcelona...y eso que ¡cómo venía la pobre sin yo saberlo!: tiene un motor adictivo por empuje- vibra un poco de más...o no, hombre, ¡es una Guzzi!- un chasis con un compromiso aceptable de rigidez y confort y transmite unas sensaciones generales muy agradables.
He de reconocer que, aprovechando la "nocturnidad", el escasísimo tráfico- y siempre controlando lo que ya sabemos- hice algún adelantamiento de "pura fuerza". ¡Sonrisa enorme dentro del casco!.
Al llegar a Ourense ciudad, el viejo, rascado, abollado y maltratado Tomtom dijo adiós definitivamente. Intentó, en un transistorizado y titánico esfuerzo,  que su RAM, su gráfica y su procesador continuasen cinco minutos más...no fue capaz. Tendrás un final honroso amigo. Algo te prepararé, ¡seguro!.
Tuve que tirar de teléfono, colocado en precaria estabilidad entre los relojes y la tija superior, para poder enfilar la carretera que, desde Ourense centro, lleva a la Ribeira Sacra, en concreto, a Parada do Sil.
Consigo salir de la ciudad y enfilo la carretera que lleva a la Ribeira Sacra - Cañón do Sil. Os dejo el enlace a la web oficial de esta magnífica zona y os animo, a los foráneos que todavía no la conozcan, que se la planteen como una posibilidad para sus próximas vacaciones. No quedarán defraudados. No voy a entrar ahora en la historia de la Ribeira Sacra (el lugar de Europa que más construcciones religiosas románicas concentra, enmarcadas por los ríos Miño y Sil), de su románico, de sus vinos, de su gastronomía y de sus pasiajes, pero os hago esta anotación, incluso a los que, cómo yo, somos de "cerca" y la tenemos algo olvidada. Este es el enlace: https://turismo.ribeirasacra.org/es/el-canon-del-sil 
No recuerdo exactamente si seguí la carretera correcta (...¿hay alguna carretera correcta?) para llegar hasta Parada do Sil, que era el punto de referencia para llegar a donde yo quería: los Balcones de Madrid. 
El caso es que, correcta o no, la carretera por la que llegué me gustó mucho. Buen asfalto, nada, repito, nada de tráfico, tranquilidad, mucha vegetación...paz.

                 Carreteras muy tranquilas y llenas de paz

Curvas contínuas...ya sabéis, ¡esto es Galicia! de esas que te hacen ir enlazando suaves movimientos laterales de cadera cómo si bailases un vals con tu moto...Bueno, ya sabéis de qué va el tema, ¿verdad?.

Poco antes de llegar a Parada do Sil, comienza una subida realmente importante. No te das cuenta hasta que ves que tienes que bajar hasta dos velocidades para mantener el ritmo...¡y la Guzzi tiene buen par motor!. ¡Llegué a pensar que algo raro le sucedía!.
Y, claro, muy temprano, cerca de un río y "subiendo", lo inevitable, te topas con la niebla...😂. ¡Hubo momentos en los que no veía más allá de cinco o seis metros!

Aunque la niebla también te ofrece espectáculos magníficos.

         Por encima de las nubes. La niebla ha quedado atrás

Por fin llego al primer punto de referencia: Parada do Sil. Ya casi se ha disipado la niebla.

                                Mirador de Parada do Sil
Desde aquí y en unos 15 minutos por pistas asfaltadas, se llega al "Balcón de Madrid" o "Mirador de Os Torgás".
Los vehículos a motor tiene prohibido el último tramo, unos quinientos metros, por lo que tienes que estacionar en una amplia zona preparada al efecto. Mejor, así no hay molestias innecesarias.
Un paseo de unos diez minutos, a ritmo tranquilo, entre árboles y silencio, te dejan ante los miradores escalonados de "Madrid" o de "Torgás", cómo prefieras.
Las vista es, como en casi toda la Ribeira Sacra y el Cañón, única, hermosa, majestuosa. El silencio es absoluto, la paz balsámica.
Estuve allí cerca de una hora. Hice unas fotos y un vídeo en los primeros quince minutos y después NADA. Eso es, no hice nada salvo respirar aire puro sin la maldita mascarilla y hacer trabajar el "autofoco" de los ojos (¡de vez en cuando hay que enfocar lejos!). No pensé en nada en particular. Me dejé llevar, nada más.

La mente te dice que ya está descargada de pesos innecesarios y comienzas el camino de regreso.
Tampoco tenía mucha prisa. Todavía era temprano y tenía unos ciento cuarenta kilómetros hasta casa. Incluso con Azzurra, Lily o Toscanina habría viajado casi a la misma velocidad...Hombre, "Sa Niedda" es más rápida y confortable por autovías...
Pero no había prisa.
Regreso a Ourense, en parte, por una carretera distinta a la de la ida. ¡Al ir sin "ayudas" no me preguntéis por dónde!. Mereció la pena. Carreterita estrecha, bien asfaltada, muy curveada y en constante sube y baja...vamos, ¡esto es Galicia! 😂
Está comenzando la vendimia y ya se veían grupos de seis u ocho personas, por lo general son explotaciones familiares, en las terrazas construidas en las laderas que bajan hacia el río, recogiendo las uvas con las que se obtendrán esos buenos vinos de la Ribeira Sacra.
Subí, por primera vez, el Alto do Rodicio y, en nada, me encontré enfilando de nuevo la A52 en dirección a Vigo (ahora ya no a Vigo-Centro...que no sé si ya comenté que hace algo más de un año que hemos cambiado de domicilio, escapando de las molestias del centro de la ciudad).
Las sensaciones, una vez entras en la autovía, son a las que me estoy "mal acostumbrando" 😋: comodidad, velocidad, par motor, sensación de seguridad y reserva en el puño por si hay que adelantar rápido.
Se encendió el chivato de reserva, de forma intermitente, una vez pasada la salida de Ribadavia. Sigo sin tener controlada la reserva (cinco litros), por lo que no paro a repostar hasta que en subida el chivato no se apaga. Me hice todo el camino desde Ourense hasta la entrada de Porriño con otro motorista con una, creo, Kawa Z650. Esa moto anda bastante más que la Guzzi pero...no lleva ni carenado ni pantalla. ¡Ahí yo iba cómo un marqués!. Manteniendo el límite justo de la velocidad máxima legal, margen incluido, el chico de la Kawa iba tumbado sobre el depósito intentando protegerse algo del "vendaval", mientras que yo, a la misma velocidad y algo más un par de veces que lo adelanté...¡subiendo!, iba totalmente erguido y, si no fuese por el maldito virus, habría llevado la pantalla del Nolan abierta con la solar bajada. Ventajas en carretera de un enfoque de moto y de piloto "de turismo".
Paré a repostar, por precaución, en Cans, antes de Porriño. El depósito carga, en total, dieciocho litros- incluidos los cinco de reserva- y entraron doce litros hasta rebosar. Marcaba el odómetro parcial doscientos ochenta kilómetros. Haced cuentas. Todavía quedaban en el depósito casi seis litros y restaban unos catorce kilómetros a casa. El consumo...unos ridículos cuatro y pico, no llega a cuatro y medio cada cien kilómetros. ¡Bárbara!.
Total, una mañana feliz, de descargar toxinas físicas y mentales.
Espero, amigos Miguel, Mundo, Álvaro y Jose, que hayáis entendido el porqué no os llamé el día antes para acompañarme. Necesitaba hacer esto yo solo. Habrá, si "Dio lo vuole", muchas más ocasiones. Siendo algo egoísta, ¡esta mañana era mía!

                                    ¡Hasta la próxima!