Nota preliminar:
Aunque ya he dicho en más de una ocasión que hace mucho
que no necesito justificar casi nada de lo que hago, es de justicia pedir
disculpas por la alteración del orden de aparición de este relato en el blog, pisándole el puesto a otros que ya estaban anunciados, aunque, como
dije en su día, publico cuando y como me apetece. Sé que sabréis disculparme. Gracias.
18º
IBEROVESPA
PAMPILHOSA DA SERRA (PORTUGAL) 6 AL 8
DE JUNIO
¿SUCEDÁNEO?
Igual el título que le he puesto a este relato es injusto
con el 18º Iberovespa, con los lugares en los que se desarrolló y con los
participantes...igual no, seguro!.
De todas formas tiene su explicación. Este es el 2º Ibero
al que asisto y se ha celebrado una semana antes que el Eurovespa de
Mantua. A Mantua o Mantova o llámale como te dé la gana, tenía que haber ido.
Más que tener que haber ido, me habría gustado una barbaridad haber ido. Se
cumplen, este año, 10 años de la asistencia a mi primer Eurovespa
(Lisboa 2004) y ¿qué mejor celebración que asistir al de este año?. ¿Por qué no
he ido?, obviamente por una pura y simple cuestión económica. Me tengo por
viajero entusiasta y si la cuenta del banco estuviese saneada...en fin.
En un momento dado pude plantearme este Ibero como un
sucedáneo del Eurovespa de este
año, un “no puedo ir al otro, voy a éste” Pero, realmente, no ha
sido así, ¡ni mucho menos!.
El anterior Ibero al que asistí (Setúbal 2008) no lo viví
con intensidad, no lo aproveché...eran otros tiempos, otras
circunstancias. Estaba más preocupado de no poder asistir al Euro de
aquel año (Cefalú-Sicilia) que de disfrutar del viaje y de todo lo que nos
ofrecieron los amigos del Vespa Clube de Lisboa.
Casi caigo en el mismo error este año... aunque rectifiqué a
tiempo y me alegro mucho, muchísimo, de haberlo hecho.
Después de este pequeña introducción voy al grano que es lo
que de verdad interesa.
Preparada para la aventura |
Descartado el Euro la primera alternativa era la
Vespaniada de Gijón. Llegué a inscribirme pero, haciendo números, tuve que
descartarla por falta de presupuesto. Ahora, ¡yo no me quedo sin una de las
buenas este año!. Y ahí reaparece el Ibero en escena. A considerarlo una
alternativa que cumplía todos los requisitos ( más económica que las otras dos
y en una zona de Portugal que no conocía) se sumó la circunstancia definitiva y
era la de poder pasar un fin de semana con mis fratelli extremeños Rubén
y Sonia. Pero, a veces, uno tiene ideas que después agradece haberlas tenido y
la de proponerle a mi compañero y amigo del V.C. de Galicia, Miguel (Mikelotti)
el acompañarme, fue de las mejores cosas que pude haber hecho.
Nos inscribimos y fiándome de la recomendación hecha en la
página web de los organizadores, reservo, con un cierto recelo, 2 habitaciones
en la “Casa Velha” de Pampilhosa da Serra. He de reconocer que soy
bastante quisquilloso para dormir y para comer...un pelín repugnante vamos!. No
me quedaba tranquilo con lo del alojamiento, no me tenía buena pinta al verlo
en fotos, pero por dos noches y por ese precio (20 € por noche y, detalle de
última hora, aparcamiento cerrado para las Vespas...) no había demasiadas
alternativas por la zona. Bueno, si había alternativas pero, cuando decidí
buscarlas, ya era tarde para encontrar alguna económica y que no estuviese a
más de 20 km del lugar de la concentración.
A la GTS poco le tuve que hacer antes del viaje: reparar un
pinchazo de la rueda trasera, rellenar el aceite, limpiar el filtro del aire y
más por precaución que por otra cosa, cambié el embrague y los rodillos de
variador.
Al haber cambiado mi actitud con respecto al Ibero y
no considerarlo ya un sucedáneo, me volvió el día anterior ese conocido
y agradable cosquilleo en el estomago a la hora de preparar el equipaje. Aquí
cometí un gran error al pecar de exceso de confianza con el equipamiento
personal, especialmente en los guantes. Creí que no llovería tanto y solamente
llevé unos guantes de “seco”. Ese exceso de confianza me lleva a
veces a cargar con cosas innecesarias y olvidar otras esenciales. ¡Reconozco
que no estuve muy fino haciendo “las maletas”!, aunque sí que es cierto que preparar
equipaje para tiempo templado y húmedo siempre me descoloca. Si cargas
impedimenta para lluvia vas ir incómodo por el alto nivel de humedad. Si no lo
haces, como fue mi caso, te vas a mojar...
Con una previsión meteorológica muy poco favorable me pongo
en marcha el viernes pasadas las 16:00 hacia el puente internacional de Tui, en
donde me esperaba Miguel. En la Avenida de Madrid primer contratiempo: se rompe
el cable del velocímetro. Bueno, no pasa nada, el pobre tenía más de 55.000 km
y llevo el GPS para saber a que velocidad voy...
No llueve pero no está la cosa muy clara...ya veremos!.
Tardo bastante más de lo previsto en llegar al puente internacional de Tui
debido al tráfico (viernes por la tarde), a los radares y a un asfalto húmedo
que no invita a demasiadas alegrías.
Me reúno con Miguel sobre las 16:50 y arrancamos.
Como no queremos que se nos haga de noche, sobre todo en el último tramo del camino, pasado Valença y como teníamos previsto, nos metemos en la A3 y tiramos ligeritos hacia Oporto. Comienza a llover de tal modo que el spray que levantan los coches por la autopista dificulta mucho la visibilidad. Pasamos Oporto y segundo y tercer contratiempos: Miguel funde la luz corta y mi GPS deja de funcionar...Primero se dividió la pantalla en dos. Toda la información de la mitad superior pasó a la parte derecha y la de la inferior a la izquierda y, justo antes de fenecer, tomó el aspecto de un código de barras.
Miguel esperándome en el Puente Internacional de Tui |
Como no queremos que se nos haga de noche, sobre todo en el último tramo del camino, pasado Valença y como teníamos previsto, nos metemos en la A3 y tiramos ligeritos hacia Oporto. Comienza a llover de tal modo que el spray que levantan los coches por la autopista dificulta mucho la visibilidad. Pasamos Oporto y segundo y tercer contratiempos: Miguel funde la luz corta y mi GPS deja de funcionar...Primero se dividió la pantalla en dos. Toda la información de la mitad superior pasó a la parte derecha y la de la inferior a la izquierda y, justo antes de fenecer, tomó el aspecto de un código de barras.
Paramos a repostar después de 188 km. Entran, en cada una de
las GTS, 7 litros de gasolina, por lo que, teóricamente, nos quedaban 2,2
litros resultando un consumo medio de unos ridículos 3,72 litros/100 km...por
autopista a una media real cercana a los 100 km/h y viento en contra!.
Fantástico!. ¿Hay que recordar que estamos hablando de Vespas?.
Intento reanimar a mi GPS y no hay manera. Arrancamos en
dirección a Coimbra por la A1 y al cabo de unos quince minutos, como por arte
de magia, vuelvo a tener navegador!!!.
Lo malo de la autopista es que es aburrida pero, en
contrapartida, se avanza mucho. Hasta Coimbra lo hacemos muy bien de tiempo. A
partir de aquí hay que abandonar necesariamente la autopista y tomar la A13
hasta Lamas. El trazado y el firme de este tramo no son malos del todo, pero es
que el clima no ayudaba nada con una niebla, una temperatura y una llovizna que
restaban disfrute a la conducción...aunque lo peor estaba por llegar!.
Por este tramo la velocidad media baja estrepitosamente,
ayudada por las condiciones climatológicas.
Llegamos al pueblo de Lamas y abandonamos la A13
para...entrar en la antesala del infierno. El tramo de la N342 entre Lamas y
Gois es una delicia...haciéndolo en seco y con buena visibilidad. Tal y como
íbamos nosotros no era, en absoluto, nada agradable. Es una carretera revirada
y estrecha, aunque con un excelente firme, en la que te puedes encontrar, como
le sucedió a Miguel, un autobús de línea invadiendo tu carril en un puentecillo
en plena curva...y el tío que no quería dar marcha atrás y arrimarse!. La
conducción en estas condiciones desgasta física y mentalmente. Es una tensión
constante, agravada por la rapidísima reducción de visibilidad. Vamos, que
entre la niebla, la lluvia y la vegetación cerrada a los lados de la carretera,
no se veía más allá de diez palmos!. Pero todavía íbamos bien...
Un poco antes del pueblo de Gois hay que dejar la N342 y
tomar la N2 hasta pasado Amieiros.
Paramos a repostar, por si acaso y nos dicen que todavía nos quedan 32 km hasta
Pampilhosa. Este tramo y el siguiente si se hacen en seco y con buena luz son
de los de repetir y repetir hasta cansarse. Es una carretera de serranía,
con curvas bastante amplias y continuadas, con un firme abrasivo, por lo tanto
con muy buen agarre como debería corresponder a una carretera de montaña y con
un tráfico prácticamente inexistente.Lo malo es que si en el tramo anterior no
veíamos más allá de diez palmos, ahora no vemos más allá de cinco!!!. Y Miguel
alumbrándose con la de posición o, a ratos con la larga!!!.
Dejamos la N2 y
enganchamos con la N112 al pasar el pueblo de Amieiros. Seguimos en la
misma tónica: firme excelente, trazado magnífico pero ahora sí que la niebla es
cerrada a más no poder, ha bajado bastante la temperatura y sigue lloviendo. La
noche se nos ha echado encima y estos últimos 64 km nos han desgastado mucho.
Llegamos a Pampilhosa da Serra a las 21:00 lo que no está nada mal teniendo,
repito una vez más, las condiciones adversas que habíamos tenido, eso sí, teníamos
dos aliadas que nos ayudaron mucho a llegar sanos y salvos. Estas GTS van de
fábula, cada día mejor!.
Resumen de los últimos 30 km...¿te haces una idea?...no, no eres capaz!!! |
Llegamos!.
Encontrar la pensión fue una tarea de lo más sencillo. Al
verla por fuera no transmitía nada bueno pero, una vez dentro, era un alojamiento
de lo más digno y, sobre todo, aceptablemente limpio y con un encantador trato.
Nuestras dos aliadas |
Dejamos los bártulos y mojados y cansados como estábamos,
arrancamos de nuevo para adentrarnos en la niebla y en la más oscura de las
noches camino de Janeiro de Baixo, a unos 17 km, centro neurálgico del Ibero
de este año.
Unos 2 km antes de llegar a Janeiro de Baixo pierdo
a Miguel. Me detengo y retrocedo en su búsqueda. Algo de humedad se le ha
filtrado por algún contacto y le ha hecho fallar el motor. He de reconocer que
le pregunté, egoístamente, si quería que nos volviésemos a la pensión y me
contestó con un firme NO!. Para entender el auténtico valor de esa negación hay
que recapitular y recordar que: son las 21:30, llevamos desde las 17:00
conduciendo bajo la lluvia, con niebla, frío, poca visibilidad, carreteras
reviradas, cansados, mojados, sin luz de cruce y un fallo eléctrico. Esa
negación de Miguel tiene un altísimo valor. Llegamos a Janeiro de Baixo. El
Vespa Club de Lisboa había organizado el village en el bonito parque
fluvial de esta pequeña localidad. Intentamos encontrar a Rubén y a Sonia ya
que ellos tienen nuestras acreditaciones. Me encuentro con amigos de otros años
y otros eventos: Vicente, Fátima, Damián, Meca... nos tomamos un caldo verde,
un bocadillo y un par de cervezas ( sin alcohol...me hago mayor...o prudente!)
y, en este tiempo aparecen los extremeños. Besos, abrazos, el reencuentro
después de mucho tiempo!!!. Ya ha valido la pena llegar hasta aquí!!!.
Milagrosamente...deja de llover!!!. Sobre la 23:00 la
lluvia decidió que ya nos había importunado bastante y dio paso a una noche
despejada, fría y húmeda, pero despejada.
Regresamos a Pampilhosa a dormir. Otros 17 km aunque ahora
se hacen de una forma algo más relajada. Quedan algunos jirones de niebla
agarrados al asfalto pero ha mejorado mucho. Con sorpresa, la dueña de la
pensión nos ofrece guardar las Vespas en un aparcamiento cerrado sin coste ( la
pobre mujer se pasaba la noche calle arriba calle abajo para abrir y cerrar
cada vez que llegaba alguno de nosotros!!!).
A dormir que mañana tenemos un programa completito.
Como es habitual en mi cuando duermo fuera de casa, pasé
una noche fatal. Prácticamente no pegué ojo y, después de un malentendido con
los horarios, a eso de las 10:00 estábamos desayunando y casi listos para
arrancar, de nuevo, en dirección a Janeiro de Baixo. ¡Qué diferencia!. La
carretera que nos parecía el corredor del Infierno la noche anterior, se
había convertido, gracias a un magnífico sol y una amable temperatura, en una sinuosa
provocación de magnífico asfalto que incitaba a igualar los laterales de los
neumáticos!.
Llegamos a Janeiro de Baixo y, ahora sí, con mejor
semblante y disposición que la noche anterior, nos disponemos a integrarnos en
las actividades que estos chicos tengan preparadas. Lo primero es hacernos una
foto delante del cartel del evento.
A partir de ahí vamos encontrándonos con
conocidos, echando un vistazo a las Vespas aparcadas, etc. Con una puntualidad
de agradecer arranca la siempre humeante y petardeante caravana en dirección a
Pampilhosa da Serra para la foto oficial delante de la Cámara Municipal.
Hay tiempo para que los que lo necesiten reposten, a los que le apetezca se
tomen una cervecita y, después de inmortalizarnos, arrancamos hacia la localidad
de Soeirinho en dónde nos tenían preparado un refrigerio.
Me gustaría insistir
en el brutal cambio de carácter de estas carreteras en función de la
climatología. Son como Jekill y Hide. No cabía esperar en este Ibero grandes monumentos, edificios históricos o de alto valor artístico. Este Ibero era naturaleza, sierra, sencillez y espacios abiertos... y, para mí, no
defraudó.
De Soeirinho nos dirigimos al bonito pueblo de Fajão.
Tiene, escasamente, 300 habitantes y es una de las aldeias do xisto, esa
laja de pizarra típica de la construcción serrana de algunas zonas del noroeste
peninsular con la que están construidas sus casas (aunque muchas,
desgraciadamente, se han revestido...).
Toca la hora del rancho. Los
portugueses del V.C. de Lisboa montan en 5 minutos un almoço volante
compuesto por una ensalada de pasta con atún, una manzana, pan y bebida.
Comemos agradablemente sentados en la escalinata de una minúscula placita
amenizados por las historias que nos cuenta un serrano lugareño de noventa y
muchos años.
Después de comer nos ponemos de nuevo en marcha, esta vez, hacia
el Barragem de Santa Luzia, presa de los años 40 que abastece de
electricidad a la zona y, aprovechando el embalse, ofrece actividades acuáticas
(piscinas, canoas, etc.).
Después de esperar turno para subir al mirador del picacho
y fotografiar todo lo fotografiable, nos preparamos para reanudar la marcha.
Intercambio montura con Rubén (a la salida de Fajão él lo había hecho con
Miguel...Rubén, ¡el que las prueba suele envenenarse!) y sobre la ligera ET4 de
Vespaterapia me dirijo con el resto del grupo a curvear por un
bonito trazado hacia nuestra base en Janeiro de Baixo.
¡Ya hemos llegado! |
Esperando para la foto oficial delante de la Cámara Municipal de Pampihosa da Serra |
Rubén y Sonia y una de sus ET4 de Vespaterapia |
Parte de la Organización en Soeirinho |
Fajão |
La hora del "rancho" en Fajão... |
...amenizada por este fenómeno del hombre!!! |
Barragem de Santa Luzía |
Para la fotografía anterior había que hacer cola!!! |
Llegamos a eso de media tarde al camping fluvial y tenemos
tiempo libre y actividades típicas ( carrera de lentos, pruebas de habilidad,
etc.) hasta la hora de cenar.
¿Puede haber algo mejor que estar sentados en la
hierba, bajo los pinos con una temperatura de 22ºC tomando una cerveza y de
cháchara con los amigos?. Mejor no creo, comparable sí. Nos da tiempo de sobra para
ponernos al día en cuestiones de familia, trabajo, conocidos, etc y, a su hora,
dan aviso de ponernos en marcha hacia el pueblo de Brejos de Baixo, en donde se
celebraría la cena.
Diversión asegurada en la carrera de lentos |
Voy a intentar buscar alguna pega a la organización (lo
tengo difícil...) pero, por buscar alguna, decir que el local acondicionado
para la cena era un poco justo. Nada que molestase en exceso. La cena fue
magnifica. Todo esto, evidentemente, son opiniones totalmente subjetivas, habrá
gente que opine lo contrario sobre cuestiones que he tratado aquí. Lo que estoy
contando es totalmente sincero y sin ningún tipo de influencia ni de compromiso
con nadie. Si las cosas me gustan digo que están bien. Y esta cena, igual que
el resto del Ibero han estado magníficos. Retomo la cena. Comimos,
repetimos, bebimos, tomamos postre, nos dieron recuerdos, nos hicimos fotos,
reímos...¿necesitas algo más?. Yo no.
Terminada la cena regresamos al village
en el que se llevó a cabo el típico sorteo de regalos cedidos por diversos
patrocinadores. Ni a Miguel ni a mi nos tocó nada!. Ya sería la guinda para el
pastel!!!.
El ambiente en la cena...fantástico!!! |
Después del sorteo estuvimos un ratillo de cháchara y
justo cuando comenzaba el concierto ( Funil & Abelhinha) decidimos
marcharnos, básicamente por estar agotados. Nos despedimos de los viejos y de
los nuevos amigos. Siempre te queda ese puntito de pena por marcharte, pero...
es lo que hay!!!. Lo bueno es poder encontrarse dentro de poco en otra de
estas!!!. Ha sido un día intenso, muy intenso, cargado de buenas sensaciones,
de esas que te permitirán, en momentos oscuros, poner algo de luz en tu ánimo.
Regresamos a Pampilhosa y a dormir.
Conseguí dormir bastante más y algo mejor.
Suena el despertador, ducha, recogida de equipaje con la
historia de siempre: ¿cómo rayos metí todo esto el día que salí de casa?.
Nos
vamos a desayunar con calma. Regresamos a la pensión, recogemos las Vespas,
cargamos el equipaje, pagamos (40,00 € por barba no está nada mal), nos
despedimos de la buena de la señora y partimos. La idea era regresar a Vigo por
carretera general, evitando autopistas. No teníamos demasiada prisa y sí ganas
de disfrutar relajadamente del viaje de vuelta. Yo había comentado de parar en
Braga a tomar café en el restaurante en donde se celebraría la comida de la
concentración del Vespa Clube Minho y, de ahí tirar directos para Vigo. Miguel
me propone pasar por Buçaco. Reprogramamos los aparatitos para evitar
autopistas...y vaya si las evitaron!. Realmente fue un recorrido agradable,
magnífico, relajado y relajante, con buena temperatura, cielo despejado,
estupenda carretera (bueno algunos tramos no tanto, jejeje!!!).
Parte del equipaje...no queda sitio ni para las zapatillas!!! |
Después de perdernos por el Portugal más profundo,
aparecimos, a una hora más que prudencial, en el bosque de Buçaco. Miguel
intenta negociar con la muchacha de la garita para no tener que pagar los 2
euritos por cabeza pero esta, inflexible, dice que, si somos dos, son 4 euros.
Pagamos y entramos. Realmente es espectacular, con una vegetación exuberante,
silencio, luz tamizada por las hojas, paz. Llegamos a la parte alta para echar
un vistazo al “palacio”, hoy hotel. Nos hacemos las fotos de rigor, llamamos a
casa para dar novedades y decidimos comer en Luso, el pueblo que está al lado
de Buçaco.
Encontramos una pastelería-pizzería-cafetería y allí nos
asentamos. La comida dio para hablar largo y tendido sobre muchas cosas,
recordar anécdotas de otros viajes. Arrancamos, todavía, con la idea de llegar
a Braga a tomar el café.
Continuamos por carretera general hasta la entrada en
Oporto. Aquí , por hacerle caso a mi navegador, me meto por la autopista
seguido de Miguel. Salimos en cuanto podemos para, en primer lugar, escapar de
esos malditos pórticos con cámaras y, en segundo lugar, para repostar ya que
llevábamos más de 200 km hechos!!!.
Miguel en Buçaco...gracias compañero!!! |
Un servidor en Buçaco |
Esto es parte de Buçaco...valió la pena!!! |
Paramos en una gasolinera en Seroa, cerca de Paços de
Ferreira. Allí comprobamos que entran, escasamente 7 litros en el depósito ( en
el mío 6,85 litros) lo que nos da un consumo que ronda los 3,5 litros a los 100
km!!!. Y no hemos tenido miramientos con el puño del acelerador en todo el día!!!.
Fantásticas, estas GTS son fantásticas!!!.
Dada la hora que es, decidimos no parar en Braga.
Realmente no teníamos compromiso ni habíamos avisado de que iríamos por lo que
nadie nos esperaba.
Sencillamente se nos hizo tarde y yo preferí una visita a
Buçaco.
Reemprendemos la marcha y, ya que nos han hecho unas
cuantas fotos por la autopista...que nos sigan haciendo. Continuamos por la A41
y por la A28. Al cuarto de hora de marcha...tatatachán!!! sorpresa!!!. Estaba
saliendo todo demasiado perfecto. En un momento dado y circulando a unos 120
km/h reales, oigo un tremendo bufido proveniente del motor, igual que si me
estuviese pasando por encima un avión a reacción, seguido de un fuerte ruido
seco y un petardeo insoportable. Inmediatamente me arrimo al arcén, seguido de
Miguel y paro el motor. Primer momento de pánico. No quiero ni atreverme a
echar un vistazo por la cantera que puede haber ahí. Estamos a 120 km de casa y
esto, aparentemente, acaba de decir basta!!!. Me agacho y lo primero que veo,
colgando de su cable, es la sonda lambda. Busco con la mirada el lugar en el
que tenía que estar y lo que veo es un enorme agujero en el colector del tubo
de escape. Ha reventado el metal alrededor de la soldadura que sujeta la pieza
roscada en la que se acopla la sonda. El escape es nuevo, tiene 3 meses
escasos. Pruebo a arrancar el motor y lo hace sin problemas. Ahora, el
sonido...o el ruido...no sé realmente cuando el sonido se convierte en ruido,
era de escándalo. Esto era ruido. Desengancho
la conexión eléctrica de la sonda, la guardo y continuamos. Con el cabreo ni
siquiera me acuerdo de inmortalizar el desaguisado. Al acelerar para coger
velocidad el estruendo es insoportable. Mientras puedo mantener una velocidad
estable y no abro o cierro el gas, se aguanta. Ahora, cuando tengo que cortar
gas y volver a acelerar... mamma mìa!!!. No quiero, por si acaso, pasar
de 80 km/h y, poco a poco nos vamos acercando a la frontera. El paso por
Valença fue algo más que memorable... Entro en la A55 y derechito y sin hacer
ruido, jajaja!!!, para casa. Miguel se queda contestando una llamada en Valença
y yo sigo. Entré en Vigo con el casco cerrado y lo más rápido posible. Llego al
garaje y lanzo un largo y profundo suspiro. Después de todo no ha estado
mal!!!. El escape roto fue entregado al día siguiente en el lugar en el que lo
compré y desde ese día voy con el de serie más contento que un ocho ( hasta he
recuperado el tirón a bajo régimen que había perdido con el escape “molón”).
No sé, hipotético lector/a, si te ha gustado esta
historia. A mi muchísimo. Me ha gustado el viaje, he tenido un compañero de
viaje impecable y elegante como es siempre él. Me he reencontrado con viejos
amigos. He hecho alguno nuevo. He conocido una zona de Portugal que no conocía.
Me lo he pasado genial. ¿Realmente este Ibero podría haber sido un
sucedáneo o un sustituto del Eurovespa de Mantova?. No. El Ibero tiene
su propia identidad, mayoría de edad y calidad incuestionable. Tanto es así que
Miguel me comentaba que el año que viene le gustaría repetir. Esta mañana le he
enviado un correo proponiéndole para el 2015 Iberovespa (en dónde sea) y
para 2016 Vespa World Days en Arcachón (Francia). No es mal plan
¿verdad?.
Salud!!!
Estupendo relato. Compartimos con vosotros parte de las visicitudes en la carretera de llegada y por supuesto la maravillosa organización de los amigos portugueses. Un abrazo. Juanma Herrera
ResponderEliminarHola Juanma, me alegro y te agradezco, que hayas pasado por 10 pulgadas y que te gustase el relato!!!. Creo que puedes, como dices, encontrar coincidencias con lo que has vivido tu allí. Un fuerte abrazo!!
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