Habíamos adquirido un compromiso y
teníamos que llevarlo a cabo. Cuando en 1987 más de un centenar de
vespistas portugueses pasearon hasta Vigo puede que no
supiesen que igual acababan de iniciar una tradición, que tiene
visos de perdurarse en el tiempo.
En octubre del año pasado se realizó
el Passeio conmemorativo de esos 25 años. El Vespa Club de
Galicia se unió a la estructura organizativa con toda la ilusión y
predisposición que podíamos ofrecer entonces. Creemos, a lo largo
de los meses posteriores nos lo han ido confirmando, que salió
bastante bien.
Durante la comida nos pasaron el
testigo y lo recogimos!
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La GTS de quien escribe |
Desde sus albores, el Vespismo, ha
gustado de los paseos. Otras hermandades que se mueven
en moto desarrollan su afición en un circuito, en el monte o en el
campo, etc. Los vespistas, desde sus inicios, han sido,
fundamentalmente y entre otras razones por las prestaciones de la
“máquina”, paseantes.
Los primeros Vespa Clubes nacidos en
la empobrecida Italia de la posguerra, 1946/1947, tenían como una de
sus señas de identidad el paseo. Se reunían un sábado o un
domingo con la cesta de la comida/merienda bien asegurada, la
fidanzata o la moglia sentada de lado con pañuelo a la
cabeza-no es un tópico- y se lanzaban al disfrute, a olvidar las
penurias y miserias pasadas, a recorrer pueblos y campiñas y, cómo
no, al mare!.
En estos últimos años hemos ido
perdiendo la perspectiva. No solamente en lo referente al vespismo.
La vida es prisa, celeridad, hay que ir más rápido… ¿a dónde?.
Autopista en vez de nacional o comarcal, velocidad en detrimento de
disfrute, Mercurio – por aquello de sus fugaces vuelos- contra
Dionisio, en su faceta de dios del disfrute de la vida.
Creo que este Paseo a Oporto nos
permitió, entre otras muchas cosas, recuperar esa esencia perdida.
No voy a entrar en datos de asistentes,
velocidad media, kilómetros recorridos, etc. Solamente decir que la
participación fue mejor de lo que esperábamos y que la casi
totalidad de asistentes realzaron una jornada presidida sobre todo
por la ilusión, la alegría, la camaradería y el buen tiempo.
Salimos temprano de Vigo ya que la idea
era hacer el recorrido, lógicamente, por la N13 portuguesa. Debo
reconocer que quedé gratamente sorprendido por un paisaje y unos
lugares que ya no recordaba.
Hacemos la primera parada de
avituallamiento en Darque, pasado Viana do Castelo, sin prisa,
tomándonos las cosas y los bocadillos con calma.
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Repostaje en Darque |
Póvoa de Varzim, Vila do Conde…
¿Cuánto tiempo hace que en la memoria de muchos de nosotros no eran
más que nombres rotulados en los letreros azules de la autopista?.
Vale la pena, cuando se puede, ir despacio.
Llegamos al restaurante a la hora
prevista- solamente un ligerísimo retraso pero hoy no estamos para
hablar demasiado de relojes y horarios- y dimos comienzo a una
excelente comida en magnífica compañía, amenizada por el continuo
sorteo de regalos, cortesía de muchos amigos que nos los cedieron.
Y, aunque a estas excursiones no se va principalmente por la comida,
creo expresar el sentir e casi todos al decir que se comió
estupendamente.
Una vez terminada la comida teníamos
previsto hacer un recorrido turístico por la calles de Oporto.
Siempre hay un cierto toque exhibicionista en estas cosas…y es
saludable!.
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Paseo por Porto. Cruzando el Duero por el puente de D. Luis I |
Recorrimos la franja “litoral-fluvial”
por la Avenida do Brasil, Rúa do Ouro, Nova Alfándega, cruzamos el
puente de Dom Luis I y aparcamos al otro lado del rio, en Gaia. Lo
que no teníamos previsto era que aquello estuviese como estaba!.
Turistas, autocares, paseantes, calor, mucho tráfico…y nosotros!.
Un espectáculo!.
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Quien escribe |
Hacemos la foto de familia con Oporto
de fondo y después de un tiempo “libre” emprendemos la marcha,
ahora ya, con destino Vigo.
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Porto desde Gaia |
El planteamiento el mismo, aunque creo
que las horas sobre la Vespa ya iban haciendo mella en alguno de
nosotros y empezamos a aumentar algo el ritmo. Calma.
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Anocheciendo de regreso a Vigo |
Hacemos otra parada, nuevamente en
Darque, para reagruparnos, repostar y avituallarnos. Con la luz
menguando, lo cual acrecentaba la belleza de la ruta, vamos
deshaciendo el camino: Viana do Castelo, Vila Praia de Áncora,
Caminha, Vila Nova de Cerveira, damos un salto y pasamos a territorio
español. A partir de aquí Alto del Couso, Gondomar, comienza a
disgregarse el grupo. Vigo…llegamos a casa, aunque algunos todavía
tuvieron que seguir hasta ¡La Coruña!
Fue una jornada larga, intensa,
físicamente dura pero hermosa, satisfactoria, emocionante, bella…
La buena comida se hace con
ingredientes sencillos pero de calidad excepcional y aquí la calidad
excepcional estaba representada por todos y cada uno de los que
habéis participado!.
Paseamos y entendimos, nuevamente, el
significado de la palabra!!!