Mis muy estimados amigos lectores de 10 Pulgadas, ¡os saludo!
Hace algo más de seis (6) años, titulaba así una entrada en el blog dedicada a la última Vespa que he tenido, la GTS 300, Toscanina.
A ocupar su lugar, llegó otra italiana de buena familia y rancio abolengo, la M.G. Breva 750, conocida por estos lares como Sa Niedda (la negra).
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| Llegando a casa desde Barcelona. Marzo 2019 |
Recuerdo cuando la presenté en una popular red social- pocos días después de llegar a Vigo con ella-, recibí una gran cantidad de "felicidades", "parabéns", "que la disfrutes", que siempre agradezco, sobre todo, porque vienen de gente que conozco y a la que respeto y aprecio. Entre aquellas efusiones, había una expresión en la que la definían como- más o menos- "carne de taller".
En un momento dado, sobre todo después de aquella avería de la caja de cambios a los pocos meses de rodar juntos, llegué a creer que sí, que efectivamente era una moto "carne de taller". A lo largo de estos más de seis (6 años), puedo decir que no, que estaban equivocados, que ha sido la moto más dura que he tenido y, casi, la más fiable (solamente superada por la PX 200). En todos estos años ha pisado el taller para el mantenimiento programado y poco más; ha ido en grúa dos (2) veces: una, por un regulador que murió y otra, por la pérdida del tapón de llenado de aceite del motor en plena autovía...¡y porque no lo encontré!. Esta última, realmente, no se le puede achacar a ella (quien cambió el aceite unos días antes, no apretó correctamente el tapón).
Ha llegado el momento de decirnos adiós. El pasado sábado día 18, ha cambiado de propietario. Se la ha quedado un compañero del foro de Guzzistas al que le deseo miles de quilómetros de sensaciones placenteras y de felicidad con ella. Es una gran moto, un pedazo de moto que no se merece la mala reputación que tienen en España (producto de un servicio post-venta penoso durante décadas).
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| Su última foto aquí. Octubre 2025 |
El mismo sábado en que la vendí, probé la que será su sustituta; nada que ver con el nervio, el carácter y la raza de la M.G.. Ya contaré lo que llega.
Es la segunda Moto Guzzi que he tenido en mi vida...y si no fuese por dinero, se habría quedado en casa, ¡sin dudarlo!.
A todos esos que largáis alegremente que las M.G. son malas, que se estropean continuamente, que son "carne de taller"...nunca habéis tenido el placer, el orgullo...el honor de tener una; es una pena, nunca sabréis lo que es abrir gas a ese bicilíndrico en V y notar como sus pulsaciones os recorren desde los pies hasta la punta del cabello, al mismo tiempo que os empuja, con fuerza y sin descanso, hacia atrás. Uf!, no lo habéis probado.
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| ¡Motor cómo ningún otro! |
En su día, allá por principios de los '90, su "madre"- la 850 T-, ya me había mostrado lo especial que son estas motos. No tienen igual.
¡Grande, piccola Breva!, ¡buona fortuna!
...hasta la presentación de la sustituta (que no habla italiano...)
Saludos


