martes, 2 de abril de 2019

Una storia italiana...dal 1921

El águila de Mandello del Lario volando desde 1921
Se me va a hacer ciertamente extraño, supongo que será al principio, no escribir nada sobre Vespas...seguro que se colarán por algún sitio, ¡créeme!. Ya he dicho que, por ahora, el nombre del blog se mantendrá, salvo que encuentre un compromiso- se aceptan de buen grado sugerencias- que aúne lo relativo a las Vespas y algo relacionado con las Guzzi.
Hace un mes que llegué con "Sa Niedda" (uy!, que solamente lo había comentado en FB., "Sa Niedda", "La Negra" en sardo, ¡gracias fratello Filippo!, es el nombre con el que ha sido bautizada la Breva) a casa.
Llegué justo a la hora de la comida...¡pero lo que menos tenía eran ganas de comer!. 
El día anterior había subido en el leeeeeennnntttttoooo (casi15 horas) "Tren hotel" que nos une- a Vigo- con la Ciudad Condal, cargado con una gran mochila- bueno, también llevaba algunas cosas para mi hijo- en la que llevaba la faja, guantes de invierno y sotoguantes, prendas térmicas, el neceser, el botiquín, un juego de bombillas de repuesto, una muda de ropa y algunas cosas más. Mi querido y baqueteado Nolan 103 metido en su bolsa, mi chaqueta de invierno y mis botas de ídem, completaban la impedimenta que subí al tren aquel jueves 28 de Febrero a las 17:55. Todo eso, no pesaba ni abultaba ni la milésima parte de la carga de emoción y nervios que me acompañaba.

Este soy yo en el tren...¡los nervios y la emoción "movieron" la foto!
Siempre me ha gustado viajar- ¡menos en avión!- y esta vez la ilusión y el gusto era doble. 
Por un lado viajar en tren siempre ha sido, para mi, una experiencia única, mágica. Por otro lado, viajar en tren para ir a recoger una moto en la que desharía el camino hecho en tren para volver a casa...¡uf, no podía pedir más!.
No voy a contaros el viaje en tren- algún día me gustaría hacer, junto a mi esposa, un largo viaje por Europa en tren- porque después de cenar me quedé dormido y ¡desperté cerca de Lérida!.
Ya os he contado en la entrada anterior que me estaba esperando mi hijo en la estación de Barcelona-Sants y que juntos nos fuimos al establecimiento de Caparrós en la calle de Valencia. Por el camino nos encontramos con un accidente de un ciclomotor que terminó con su conductora en el suelo, los viandantes retirándole el casco (¡nunca...!) y una señora con un ataque de nervios. Continuamos. 
Al llegar a donde el navegador del móvil decía que estaba el establecimiento de Caparrós, no lo encontramos. Preguntamos a un individuo que se acababa de bajar de su moto y se estaba quitando el casco y los guantes. No tenía ni idea, no sabía...hasta que mi hijo se dio la vuelta y ¡teníamos el escaparate justo a nuestras espaldas!. Gracias amable caballero (aquí tendría que poner una de esas caras de enfado superlativo que tanto se llevan en whatsapp y similares...). Hombre, el escaparate de Motos Caparrós mide "palmo y medio" pero de ahí a que lo estaba viendo cuando le estábamos preguntando...no quiero pensar mal.
Bueno, este fue el punto desagradable. Imbéciles los hay en todos los sitios.
Entramos en Motos Caparrós. Lo primero que veo es...¡mi moto!. A la derecha había una Griso, después una V35 Imola (¡Dios, aquello era para derretirse!) y lo que habría hacia el fondo.
Don José, José, Pep, Caparrós, ¡cómo quieras! (el sí que te contesta bien y te ayuda, le hables en castellano, en catalán o en chino mandarín), estaba ultimando los papeles de la Breva, que acababa de llegar de pasar su primera ITV. Nos saludamos y empezamos a charlar sobre Vespas- ¡cómo no, tenían que salir!- Guzzis y, por supuesto, sobre la que ya era mía. Me fue dando indicaciones sobre aceites, mantenimiento, trato...¡yo solamente quería montarme en ella y salir a la carretera!. Me explicó sus pormenores: el funcionamiento de todos los mandos, como retirar el asiento, la luces, arranque, documentación, etc. Genial. Ya tenía todo más o menos claro. Caparrós sacó la Breva a la acera, me despedí de mi hijo y salí, con un ligero temblor de piernas, todo hay que decirlo, hacía Vigo. 
Caparrós me había explicado la forma rápida de salir hacia la A2 / AP2. Evidentemente...¡me perdí! (¡jajaja, tengo que mantener mis costumbres!). No llevaba GPS. Tuve que repetir aquello que hicimos en el 2006 en el Eurovespa de Turín- ¡ya están aquí de nuevo las Vespas!- parar a un taxi y que me guiase hasta la salida de Barcelona. Esta vez fue más barato que entonces. Seis euros y estaba enfilando la carretera hacia Zaragoza. Los primeros momentos, he de reconocerlo, fueron de desaliento. La moto me parecía tosca, ruidosa de motor y de caja de cambios, pesada, incómoda, vibraba en exceso...Llegué a pensar que me había equivocado de cabo a rabo. Cuando el tráfico empezó a diluirse, empecé a ver las cosas con más claridad.
¡Repostaje para los dos!
Después de algo más de una hora tuve que parar para repostar. Me sirvió, primero, para verla a la luz de día con calma, desde todos los ángulos, a conciencia y, segundo, para reprogramar mi cerebro. Ya no estás pilotando una...sí, una de "esas", estás pilotando una "moto". Poco a poco el esqueleto, los músculos y el cerebro van acoplándose. Voy menos erguido que en la GTS, cargando más las muñecas y los hombros. También voy más expuesto al viento...mucho más. Hace algo de frío y lo noto. Lo único que se salva del frío es el pecho, por el parabrisas, y las rodillas-muslos, por el calor que desprenden los cilindros-culatas (¡la calefacción Moto Guzzi de toda la vida!). El asiento es cómodo, más que el de la GTS. Mejor mullido y forma, con una ergonomía que me permite apoyar plenamente un pie en el suelo y mantener otro en el estribo con un control absoluto, en parado, de la masa de la "Niedda". Las vibraciones, que en tráfico ciudadano me parecían muy evidentes, son, rodando por carretera a velocidad legal, muy contenidas, por no decir casi inexistentes. En 5ª velocidad a 5000 rpm, circulo a 120 km/h exactos y reales (comprobado hace unos días con el GPS ya instalado) y lo único molesto es el ruido del viento dentro del veterano Nolan. El chasis y las suspensiones...¡uf, otro mundo!. Una horquilla ,Marzocchi de 40 mm, progresiva que absorbe absolutamente todo: rizos, baches, cambios de asfalto..., ¡pura delicia que agradezco!. El chasis es neutro, algo menos rígido que el que recuerdo de la 850 T. Posiblemente los amortiguadores Sachs traseros (algo más de recorrido y progresividad no les vendrían mal) junto a la suavidad de la horquilla sean los causantes. Es una moto "suave" y cómoda para hacer kilómetros (mi esposa está encantada y dice que va ¡mejor que en la GTS!). El enorme baúl trasero puede ser el causante de algún flaneo en la parte trasera. Al llegar a Vigo lo he retirado y ha mejorado en ese aspecto. Los mandos del gas, frenos, luces, bocina (¡de camión!), cambio, embrague...nada que ver con los antiguos de la 850 T. Hombre, no llegan al refinamiento y suavidad de una japonesa de hoy, pero van muy bien. El embrague, comparado con el de alguna moto actual, pura suavidad. Por cierto, se oyen menos "clonks" ( transmisión por cardán) al engranar la primera velocidad que en muchas motos de última hornada. Y, claro, llegamos al "signore V2". Es pequeño de volumen, compacto- dicen que parece una 500- y sobresale muy poquito a los lados del depósito. Está bien acabado, es muy bonito, de esos motores que fueron diseñados y fabricados para ser vistos, no lo que hay ahora... parece que todo está bastante bien colocado en su sitio y es ligero (toda la moto, con el depósito lleno, 13+5 litros de gasolina, pesa 197,24 kg.). Tiene la peculiaridad, al igual que el resto de las "bloque pequeño" de Moto Guzzi (hasta la llegada de las actuales V7), de equipar culatas tipo Heron, es decir, que la cámara de explosión está "excavada" en la cabeza del pistón, no en la propia culata y las válvulas son paralelas, no convergentes, con lo que se elimina el peligro de cruce de válvulas por un exceso de régimen. No es, en términos de potencia, tan eficaz como otros- también influye la distribución por árbol de levas único en el cárter y varillas y balancines- pero cumple muy bien. 750 c.c., 50 CV con un gran par motor a pocas revoluciones y un peso contenido, hacen que pilotarla sea un gratísima experiencia. En carretera, léase autovía, autopista o nacional con tráfico fluido, solamente necesita una velocidad...la 5ª. Parece una moto con cambio de velocidades automático. ¿El secreto?. Fácil. Los motores con valores altos de par motor (así, a lo bruto,el momento en el que más fuerza es capaz de desarrollar un motor con el menor "esfuerzo", no la potencia "bruta") y con amplio rango del mismo (3400 rpm para "jugar"), son capaces de recuperar la velocidad desde pocas rpm sin tener que reducir. Bueno, no me lío más que esto no es un blog de mecánica. Resumiendo, el V2 de la Breva, es una pequeña joyita, lo que yo buscaba: bicilíndrico, "elástico", preferiblemente en "V", refrigerado por aire (adiós sistema de refirgeración líquida de la GTS, ¡espero no tener que volver a sufrirte nunca más!), transmisión por cardán y potencia controlable (50 CV son más de los que necesita la mayoría de los que vamos en moto...). ¿El consumo?. Bueno, no es la GTS (4,2 litros / 100 km en carretera) pero se le acerca: 5,3 litros / 100 km en carretera a velocidades legales y con una inyección electrónica Weber-Marelli que funciona muy bien (...bueno, ¡pierde algún tornillo de vez en cuando por las vibraciones jajajaja!). Hasta aquí, el inciso técnico-descriptivo de la "Niedda". Continúo con las impresiones del viaje. Salí, decía, de Barcelona por la A2...¡creo! (uno que es de "pueblo" y se pierde con tanta circunvalación, ronda, etc.) con dirección a Zaragoza. Hacía fresquito, bastante fresquito- hay que recordar que estábamos en Febrero-Marzo y me empecé a relajar a la media hora, más o menos, de salir de la ciudad. Las sensaciones que sentía, ¡amén del dolor en las muñecas, cuello y hombros!, eran brutales: había regresado a los veintitantos años y si bajaba la vista esperaba ver los grandes "pucheros" (el derecho más adelantado que el izquierdo) de la 850 T. Siempre he dicho que con la GTS viajé "de lujo". Velocidades de 110 / 115 reales son perfectamente factibles...pero, sí quieres adelantar, hay un imprevisto que te obligue a "salir disparado" o un repecho fuerte, lógicamente, la GTS se puede quedar clavada. Normal, es un motor de 278 c.c. y 22 CV para mover 145 kg. y ¡ya hace mucho más de lo que se espera de ella con esas cifras!. Aquí no. Si hay un repecho...aceleras, si hay que hacer un adelantamiento...aceleras, si hay un imprevisto...aceleras, o frenas, que también en ese aspecto va bien servida. Repito, para mi, para mis necesidades, va sobrada. Seguramente un chaval de 20/30 años, con la fogosidad de la juventud, pensará que esta moto es un "armario". Seguramente necesitará 120/150 CV...Yo no. Nunca, ni a los 20 años los necesité. Siempre fui más de moto "touring" que de moto "racing". Me gusta viajar, no jugarme el tipo rozando la rodilla en las curvas. Y con todas esas sensaciones agradables...¡menos el dolor de muñecas, cuello y hombros!...¡jajaja!, iba yo disfrutando como un niño con zapatos nuevos. Llegué a Zaragoza en un suspiro y, en vez de continuar por autopista, decidí repetir esa maravillosa ruta que tantas veces hice de camino o de regreso de los Eurovespas: la N-122 hacia Soria. El paraíso. Prácticamente solo por la carretera, buen asfalto, escuchando el ronco, ronco de verdad, sonido del V2, notando el fuerte empuje en el culo al acelerar a la salida de las curvas...¡uf!. Esto, esto es lo que necesitaba en estos momentos, en esta etapa de la vida.
Voy avanzando por lugares que recuerdo perfectamente. Identifico hasta la curva en la que casi me hago un "recto" por ir "jugando" con el GPS en 2009 camino de Austria...Adivino detalles que están por llegar...¡es cómo si pasase por aquí todos los días!. 
Paso Soria y un poco antes de la población de Valdenarros, si no me confundo, comienza un tramo que está en obras para la futura A11. Tráfico muy lento, limitación de velocidad a 50/60 km/h durante muchos kilómetros...el viaje del día anterior (casi 15 horas de tren) sumado a la tensión y los nervios de mi estado actual, hacen que este tramo en obras sea la puntilla que me agota por completo.
Tenía pensado hacer el viaje de regreso de un tirón pero decidí, creo que con muy buen criterio, parar a dormir y llegar al día siguiente, sábado, más descansado a casa. 
Me detuve en Burgo de Osma, hotel Virrey (4*). En el hotel creo que recelaron algo de mi aspecto: "sucio", desaliñado, llega en moto, con barba...¡todavía existen muchos prejuicios!. Que el chico de la recepción fuese ¡de Vigo!, creo que ayudó bastante a que su compañera "encontrase" una habitación libre para este viajero. Eran sobre las 16:30 y ¡estaba totalmente exhausto!. Pedí un sandwich con huevo frito para merendar-cenar, vi un buen rato la televisión- un precioso programa de viajes por Grecia- y me dormí. En algún momento me desperté con un frío del demonio, tiritando. Recuerdo, entre sueños, tener que ponerme el forro polar que llevaba, para no congelarme. Volví a enganchar el sueño y lo siguiente que recuerdo es ¡el despertador del móvil sonando a las 05:30!.
Entre estiramientos varios, bostezos y desperezos, conseguí llegar hasta la ducha. Por el camino toqué los radiadores y ¡estaban fríos!...señores del hotel Virrey, ¡que estábamos en la meseta en el mes de Febrero!.
Recogí, pagué, baje al garaje, metí el equipaje en el baúl (realmente sirve para una mudanza con sus 50 litros de capacidad) y, otra vez emocionado, arranqué a las 07:00 ¡con un frío que pelaba!. -2ºC y hasta -4ºC llegó a marcar el termómetro de la Breva de forma constante hasta pasado Valladolid. 
Con el peso y las reacciones de la moto todavía sin controlar, aquella carretera con curvas y sospecho que helada en algunas zonas, de noche- excelente iluminación del faro delantero- y con el dedo meñique de la mano derecha cerca del punto de congelación irreversible, decidí que lo más prudente era marchar detrás de algún camión por dos razones: me haría de pantalla contra el frío (comprobé que subía la temperatura entre 1ºC y 2ºC) y me evitaría algún susto con algún animal que cruzase la carretera a esa hora en la que suelen ir en busca de su desayuno. Además, el cielo tenía un color y una luz tan especial, totalmente despejado y estrellado, que era un pecado no circular "despacio" para disfrutarlo. Bueno, cuando digo "marchar detrás de algún camión", no me refiero a ir pegado...hombre, con un margen de seguridad importante.
Paré a desayunar en Aranda de Duero cuando ya algunos seres humanos, los más madrugadores, comenzaban a circular por las calles.
Aranda de Duero...¡qué frío!

Me paré en el primer bar que encontré abierto (¡con un gran escudo del Celta de Vigo en la pared!) a desayunar y a saludar por whatsapp a mi amigo Javier "Pontedera" Herrera, natural de aquellos lares. Así, de pasada, le recordé el frío del carallo que hacía en su villa...Qué buen tipo Javier. Hace mucho que no nos vemos. Repuestas las fuerzas y con una temperatura algo más "agradable" (4ºC), llené el depósito y salí hacia la, ahora sí, última parte del viaje. Valladolid, Benavente, Puebla de Sanabria...demasiadas veces hecho como para contar algo nuevo sobre ese trayecto. Lo "nuevo" iba ronroneando (bueno, más bien, "varilleando", término que los guzzistas y bemeuvistas clásicos conocerán) que daba gusto oírlo. Siempre que llego al Padornelo y a la Canda, le hago la "prueba de fuerza" a mis vehículos. En su día la GTS la pasó muy bien, pero es que la Breva la pasó con nota. No voy a delatarme aquí diciendo a qué velocidad subí, brevísimamente tengo que decir en mi descargo, una pequeñísima parte del Padornelo, pero me dejó totalmente convencido...y ¡extasiado!.
...última parada antes de casa
Me detuve una única vez más a repostar (todavía no controlaba la duración de la reserva ni los "avisos" del chivato de la misma) ya cerca de Orense, llamé a casa y, una hora después, estaba aparcando en el garaje, ¡cansado, emocionado y satisfecho!
Una storia italiana...dal 1921

Gracias por pasarte por aquí a leer y haber llegado hasta el final.