lunes, 2 de enero de 2017

SE HA IDO...POR SU BIEN

Cuando en el año 1985 yo era un "chaval" de 21 años que llevaba las motos en la sangre desde que era capaz de recordar y que ganaba 43.000 pesetas al mes- hoy al cambio, para los más jóvenes, algo menos de 260,00 €...- decidí que era hora de tener un vehículo propio que me permitiese no depender de nadie para mis desplazamientos. Había tenido (de una forma un tanto, digamos...poco legal) una Lambretta 150 Li, (pero ¡chssst!, no se lo digáis a nadie). Era muy "simpático" circular con ella por calles adoquinadas y/o bacheadas y tener que ir deteniéndote cada 100 metros a recoger uno, o los dos, "cófanos". ¡Qué recuerdos!. La compré por 25.000 pesetas de la época y gasté en ella lo justo: un nuevo carburador Amal y unos aerosoles de pintura para "decorarla". No guardo ni una sola fotografía de aquella "Lamy". Una pena. Se la vendí a un conocido y ahí le perdí la pista.
Yo necesitaba "algo" en lo que moverme con una cierta comodidad, fiabilidad, economía y con unas prestaciones- para aquellos tiempos- digamos que dignas.
Con lo que ganaba al mes mis opciones eran bastante reducidas. Un día, en una de aquellas fantásticas revistas Motociclismo, me detuve en una de las últimas páginas en las que había un listado de las motos nuevas con sus precios. Empecé a hacer cálculos de lo que podría pagar al mes y me di cuenta de que lo único de más de 80 c.c. (salvo una MZ 250 de 250.000 pesetas o una Jawa 350 de 220.000 pesetas, creo recordar...¡y que no estaba dispuesto a comprar!), a lo que podía llegar era una Vespa 200 DN (o P-200-E, o PX en Italia, etc...) de 190.000 pesetas. Lo siguiente, pero que ya se alejaba bastante, era una magnífica Yamaha SR 250. Pero no había para tanto. Se iba a unas 358.000 pesetas. Una barbaridad para mi. Realmente la que yo quería- que nadie se me escandalice- era la preciosa Yamaha. Pero empecé a sopesar, dejando aparte la diferencia de precio, las ventajas de la Vespa: rueda de repuesto, "limpia", por carretera mantenías un buen ritmo, cómoda, tenía "guantera", le podías poner un montón de accesorios, etc. Poco a poco fui sucumbiendo al "espíritu original" de la Vespa: un vehículo económico, limpio, al alcance de una gran mayoría, etc...Enrico Piaggio y la idea de D'Ascanio encontraron, sin yo saberlo, otro adepto. 
Comprarla fue una odisea. Yo tenía un contrato estable...¡con el Estado!- aunque el sueldo era bastante bajo- y en el banco en el que yo tenía la cuenta me ponían un montón de trabas ( si hubiesen hecho lo mismo hace 10 o 12 años igual no habría estallado lo que estalló en 2009...). Pasé del banco y mis esperanzas de libertad motorizada las veía esfumarse. Un día haciendo una compra en un comercio muy conocido en toda España, vi una, creo recordar, Derbi Variant expuesta en una peana. Por simple curiosidad le pregunté a un dependiente si allí también vendían motos. Su respuesta fue: "...sí, ¿qué moto quieres comprar?, ¿de qué marca?, ¿qué modelo?. Me dejó perplejo... Le dije que quería comprar una Vespa 200 y, acto seguido, sacó del mostrador un grueso catálogo y se puso a buscar. Cuando la localizó me dijo: "cuesta 190.499 pesetas, si tienes nuestra tarjeta la puedes comprar ahora mismo y recogerla en un par de días en el concesionario X". ¡No me lo podía creer!, ¡había ido a comprar una camiseta y salía con los papeles de compra de una Vespa 200!.
De repente me di cuenta de que no tenía cascos (ya éramos dos), ni guantes, ni nada de nada para "andar en moto". ¡Ni carnet! ( estaba terminando las prácticas de coche). Fui rápidamente a la autoescuela a que me anotasen para el próximo examen práctico de moto. Me lo pusieron el mismo día que el práctico de coche, ¡a diferentes horas, claro!.
Efectivamente, al cabo de tres o cuatro días, me llamaron del concesionario para decirme que ya podía retirar la Vespa. ¡Glups! y yo sin carnet...Bueno, la Vespa estaba en mi casa aquella misma tarde...no voy a dar más detalles. Su estreno no pudo ser más desastroso. Aparcada en la acera, con bastante pendiente y con el motor en marcha, las vibraciones hicieron que el caballete se recogiese y la pobre terminó con una buena abolladura en el cófano derecho producto de su encuentro con la bajante de pluviales del edificio. Se tapó "discretamente" con una pegatina de Castrol ( y otra en el otro cófano para equilibrar). Llegó el día del examen práctico. Me examiné primero en Bouzas de coche y, una vez aprobado, salí disparado (no voy a decir en qué... ¡eran otros tiempos!) hacia la Avenida de Madrid para hacer el práctico de moto...¡que no había ensayado ni una sola vez!. Solamente recuerdo que me llamaron, me pusieron al manillar de una Vespa Primavera y en unos pocos minutos me encontraba al final del circuito habiendo tirado el primer palo horizontal de la prueba de frenada y escuchando la sentencia: "Apto". ¡La felicidad absoluta!. Salí disparado con mi resguardo del carnet en el bolsillo y, ahora sí con todo mi derecho, sobre mi flamante Vespa P-200-E con sus pegatinas de Castrol. 

Empecé, realmente empezamos la que era mi novia y hoy es mi mujer, a descubrir nuestro entorno más próximo los fines de semana. Cada vez alejándonos un poco más. ¡Las ganas de viajar habían aflorado!. Le cambié el color. Del blanco original, pasó a un bonito azul medianoche, carenado corto Puig, puños de espuma, manetas regulables, porta bultos trasero con maleta, pata de cabra, escape Polini, etc.. Hicimos unas cuantas decenas de miles de kilómetros antes de casarnos e, incluso, decidimos hacer el viaje de novios en ella. 
En el año 1989, se cruzó en mi vida una Moto Guzzi 850 T reconvertida en Le Mans II, con megáfonos Lafranconi, Carburadores Dell'Orto de 40 mm con trompetillas, etc...Pudo más que mi amor por aquella ya experimentada Vespa. La vendí a un hoy desaparecido taller que había en la calle Tranviarios, en Vigo.
La Guzzi me dio muchas alegrías, he de reconocerlo. Era otro mundo de prestaciones, de estabilidad, de seguridad, de frenada...de todo. Pero no era sencilla cómo una Vespa...
El tiempo fue pasando y, ante el primer aumento de familia- lamentablemente malogrado- hubo que vender la Guzzi y comprar un coche. No podía mantener los dos vehículos. Además la Guzzi tenía algo más de 200.000 kilómetros cuando la compré y empezó a hacer aguas por todos los lados. Me pedían más por arreglarla ( juego de pistones/cilindros/válvulas) de lo que me había costado. ¡Aquel maldito recubrimiento de Nicasil de los cilindros que no permita que fuesen rectificados...!, bueno eso decían.
Me dediqué a los estudios, pero las motos en general y la Vespa en particular, seguían ahí en mi cabeza. Recordaba día sí, día también, la de cosas que habíamos vivido, solos o con amigos, las aventuras, los sustos, las alegrías, alguna caída...
Pasaron los años, terminé de estudiar, "cambié" de trabajo y las circunstancias de la vida me pusieron de nuevo sobre la pista de una moto. Realmente me era muy útil para moverme por la ciudad por cuestiones laborales. Tampoco quería gastarme mucho dinero y encontré una, ¡fíjate!, Yamaha SR 250 de segunda mano por, ya estamos en 2003, menos de 900,00 €. Tenía ya casi cerrada la operación de la "japo" cuando cayó en mis manos- creo que ya lo he contado aquí- una revista que hablaba del Eurovespa de Barcelona que se había celebrado en 1986. ¡Aquello reavivó el espíritu Vespa!. ¡Me puse a buscar una Vespa cómo un loco!. Pero no buscaba una cualquiera. La buscaba a "ella", a la que había sido mía/ nuestra. Evidentemente no la encontré. Encontré a "Lily Marlene", mi querida PX 200 MY 98 de freno de disco delantero, faro halógeno, arranque eléctrico y engrase separado, que ya conocéis de algunos relatos del blog. 
Pasados un par de años y de una forma totalmente inesperada, ¡la encontré!, ¡encontré a mi vieja y querida DN!: en una taller, sucia, averiada, abandonada, descuidada...¡Cuándo vi aquella matrícula, PO-6000-V, el corazón me dio un vuelco!. No tardó más de un mes en estar en mi poder de nuevo y perfectamente operativa, con otro aspecto, algo rejuvenecida ( tampoco quería restaurarla, quería que algunas de sus cicatrices fuesen visibles...¡era una superviviente!). Mi idea inicial era que fuese la Vespa de mi hijo pero creo que él va por otros derroteros (¿de dónde me vendrá  la vena "motera" si en mi familia no ha habido nadie a quien le gustase, aunque fuese un mínimo, las motos?). Desde que compré la GTS, la pobre 200 ha sido poco utilizada. Mis problemas de espalda/ articulaciones no se llevaban muy bien con su ergonomía asiento-manillar. Hace un par de meses decidí que antes de que se echase a perder, prefería ponerla a la venta de nuevo...Y así ha sido. Ha sido una decisión muy dolorosa, necesaria, pero demasiado dolorosa. Esta mañana del 2 de Enero de 2017 he firmado los papeles del cambio de nombre del propietario y cerrado el proceso de venta. Sé, intuyo, que va a ser bien atendida y cuidada. Le queda mucha, muchísima cuerda todavía. Seguro que la veré pasar con su peculiar sonido y porte muchas veces, ya que se queda aquí en Vigo y, cada vez que la vea pensaré lo guapa que es y todos los buenos momentos de mi vida que me ha dado.
No te olvidaré nunca.

P.D. A todo esto, os deseo un muy Feliz y Venturoso 2017 

8 comentarios:

  1. Hola César. Que historia mas bonita, no he podido parpadear leyéndola. Si ha tenido que se así, pues nada.... solo queda esperar que la cuiden tanto como tu. Un abrazo, amigo mío. Feliz año!!!

    Meca.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Meca, amigo, tu nos podido parpadear leyéndola...yo no he podido ni respirar escribiéndola. No ha quedado más remedio. Los que andamos en "esto" sabemos que si están paradas mucho tiempo acaban por arruinarse. Y no podría resistirlo. Sé que la va a cuidar bien. También le dejé muy claro que no compraba una moto nueva. Espero que lo entendiese. Un abrazo y Feliz año amigo!!!

      Eliminar
    2. Q




      Espero que en un años vuelva ti...

      Eliminar
    3. Uf... difícil lo veo Victor. Un abrazo amigo!!!

      Eliminar
  2. Te entiendo tanto querido César que no se cuantas de las vespas que tengo (ya solo cinco) vendere pero mi Madrileña tendría que ser para salvarme de algo grande, el dia que me separé de ella será como si me desgararan la piel.
    Sé que también te dolió el alma el decirla hasta pronto a esa vespita, y seguramente la acariciastes antes de despedirte.
    Pero tu decisión es sagrada.
    Un saludo querido César
    MAMU_56

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Mamu...a mi esta mañana, se me ha vuelto a ir otro pedazo de vida. Así, literalmente. Creí que se iba a quedar en casa ya para siempre, pero no ha podido ser. Me habría gustado que algún día, si llega, unos hipotéticos nietos dijesen orgullosos al verla: "¡la Vespa de los abuelos!". Igual montamos historias en nuestra cabeza que nos gustaría que sucediesen pero la realidad suele ser otra. Se va y puede que la que queda también siga la misma suerte... Ya veré... Un abrazo muy fuerte y Feliz año amigo Manuel!

      Eliminar
  3. Me crié viendo esa moto, fue mi primera experiencia en vespa.
    Siempre recordaré a mi primo y su vespa, porque ya forma parte de mi infancia.
    Adiós a la vespa de mi niñez
    Pero en esta vida siempre te quedan los recuerdos buenos o malos.
    En mi caso son buenos, porque son sentimientos que me llevan a muchas situaciones familiares felices.
    Churruca vespa y una gran familia del primero al tercero.
    La gente se va y las motos también pero queda el corazón.
    Un abrazo primo porque sé que no fue fácil

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mejor y con más carga emotiva no se puede expresar Marcos...No te puedo decir más porque el nudo que se me pone en la garganta no me deja...Un abrazo y gracias primo.

      Eliminar