jueves, 6 de octubre de 2016

¿LA TRAVESPERA?... ¡NI SE TE OCURRA IR!...



...¡o quedarás tan enganchado de Asturias - para ser justos también de Cantabria y de Castilla y León-, de sus gentes, de sus paisajes, de sus carreteras, de su gastronomía y de La Travespera, para siempre y ya no te plantearás faltar ni un año!.





Mi dorsal. Espero mantenerlo por muchos años
Esto es amigos- mejor dicho mis cuatro, ¡sí ahora sois cuatro! fieles lectores- lo que me ha ocurrido a mi el último fin de semana del mes de Septiembre.

Este año de 2016 creía haber cubierto el cupo de "salidas al extranjero" con la "última" Vespaniada en Plasencia (¡jajaja, más allá del Padornelo empieza otro mundo!), pero, de repente tuve la imperiosa necesidad de hacer algo más. Al regreso del maratoniano, pero increíblemente maravilloso, viaje que hice junto a mi familia en el mes de Julio, a bordo de nuestro "súper" ¡Ford Fiesta! del año 2003, cruzando España, "saltando" desde Barcelona hasta Porto Torres en Cerdeña, cruzar Cerdeña hasta el Sur (Cagliari-Poggio dei Pini), estar unos días con nuestros amigos sardos, volver al NE, Olbia, para "saltar" a la Península Italiana, Livorno, irnos a Venecia, pasar unos días allí, de regreso visitar Milán, cruzar el sur de Francia, Toulouse, Lourdes y volver a cruzar la Piel de Toro para regresar a Vigo..., decía que, al regreso de este viaje, no debí de quedar lo suficientemente cansado de carretera y me volvieron las ganas de más asfalto.

De La Travespera ya me habían hablado, muy bien por cierto. Como se acercaba mi cumpleaños y no sabía que "pedir" de regalo, le sugerí a mi mujer que me vendría muy bien un juego de Pirelli Diablo para la GTS y, a partir de ahí decidí que había que quitarles la primera capa de parafina haciendo curvas. ¿Dónde mejor que en los Picos de Europa?...puede que en el Stelvio o en el Grossglockner, pero me quedaba lejos y me daba pereza volver, esta vez sólo, a Italia o a Austria, aparte de que tampoco tenía dinero, ¡claro!.

Bueno, esto es un poco de teatro, supongo que ya lo habéis adivinado...

La GTS, con sus ya 80000 km encima, lleva todo el año dando problemillas. Desde que sucedió la inesperada avería de la culata con el infame resultado posterior, no ha dejado de dar gastos: correa, rodillos, bomba de agua, amortiguador delantero, embrague completo...y el escape Turbo Kit que ha vuelto a hacer de las suyas, pero prefiero ya ni contarlo. Bueno, realmente la bomba de agua la cambié por precaución ( empezaba a gotear) y el embrague ya tenía sus kilómetros encima.

Al grano. Con poca confianza, la verdad sea dicha, en la GTS, me inscribo. Evidentemente hablé con mi compañero de aventuras y desventuras Miguel y, desgraciadamente, esta vez no me podía acompañar. Tuve una oferta por parte de otro conocido, Mundo, para hacer el viaje de ida juntos. No, le dije. La rechacé ( espero que no te pareciese mal que sé que eres uno de los ahora cuatro que me lee, ¡que me lo has dicho!). Quería hacer algo distinto, retarme, desafiarme...Hace muchos años, lo conté en la entrada de "Preparación de La Travespera", hicimos una cosa propia de la edad, no le voy a llamar locura, que consistió en salir de Vigo un viernes a última hora de la tarde, con muy poco dinero en el bolsillo, unos tubos de aceite de mezcla, dos mudas de ropa, tres Vespas 200 y tres parejas rumbo al G.P. del Jarama. Iba a ser el último ( a partir de ahí empezó a celebrarse en Jerez) y había que estar allí. Hicimos todo el viaje de noche, a ritmo "de la época", parando a cenar una impresionante tortilla de patatas que en algún lugar, hoy perdido en mi memoria, se dignaron a prepararnos. no llevábamos ni entradas para el circuito... ¡Algún día contaré lo que recuerdo de aquella aventura!. El caso es que se me ocurrió hacer algo parecido. 

Aprovechando que no trabajo los viernes por la tarde, me planteé dormir toda la tarde ( con las pastillitas que me han dado para mis problemas de articulaciones y músculos dorsales duermo de maravilla y no he vuelto a tener casi ninguna molestia) del viernes y a eso de la medianoche salir hacia Cangas de Onís por una ruta que mezclaba autovía, general y comarcal. Evidentemente había un plan B. Si a eso de las 17:00 del viernes no conseguía estar dormido, tendría que reservar a toda prisa una habitación para esa noche y salir zumbando...¡más o menos fue lo que paso!. Realmente se impuso el sentido común de mi mujer y de algún amigo y vi claro que, aunque condujese relajado por la noche, después de haber dormido toda la tarde, el sábado estaría todo el día como una piltrafa...y no se trataba de perderme el espectáculo que nos esperaba. Por lo tanto decidí ampliar la reserva del hotel (Hotel Avelina...uf!, ¡no creo que vuelva!) para que incluyese también la noche del viernes. Acabé de comer, revisé aceite ( parece que vuelve a consumir...), refrigerante, presión de neumáticos, cargué el equipaje, encendí el navegador, puse la cámara ( de esas tan de moda a las que era tan reacio ¡pero que ahora me encanta!), llené el depósito, me subí en la "burra" a las 16:30 del viernes 23 de Septiembre y ¡salí disparado hacia Cangas de Onís!.



A las 16:30 preparada para "zarpar"
La ruta era de cerca de 500 km, con lo que calculé que llegaría sobre las 22:30. Acerté de pleno. De esta vez acerté con el equipamiento. Estuve dos o tres días antes pendiente de la previsión meteorológica y, esta vez no me equivoqué. No pasé ni frío ni calor...¡ni me mojé!. Nervios y emoción hasta la salida de Vigo, ¡bien!.

A partir de ahí y hasta pasado Porriño, limitada la velocidad desde hace meses...a 60 km/h. ¡Ya habrá tiempo de desquitarse!. Voy probando la cámara de vez en cuando con grabaciones de pocos segundos para hacerme con los mandos. Es totalmente diferente utilizarla con la mano desnuda que no con guantes de piel. Opté por colocarla en un soporte específico en el retrovisor izquierdo ya que, si la ponía en el lateral del casco ( es modular y no la podía poner arriba) no tenía la seguridad completa de acertar con el botón adecuado en el momento adecuado y no grabar o parar de grabar cuando a mi me interesase.



El "Puente de Mando": la cámara en un soporte RAM en el espejo izquierdo. El GPS pasa al derecho
Pasado Ponteareas, dejo escapar una mirada de reojo al área de servicio, pensando que allí podría estar esperándome mi compañero de aventuras. Pero no, esta vez no es así. La GTS va bien. Un poco rebotona del tren delantero ( amortiguador con bastante precarga y un hidráulico bastante duro y un reglaje "erróneo" en el aparatejo de la gasolinera que metió algo más de presión en la rueda delantera de lo aconsejable) que provoca que el parabrisas vibre bastante, molestando algo, pero del resto va respondiendo muy bien. Realmente por la autovía hacia Orense, tengo que cortar gas bastantes veces...¡los puntos del carné hay que mantenerlos!. Llegado a Orense, el navegador, con una precisión a la que no me tenía acostumbrado desde hace mucho, me dirige fantásticamente hacia la N-525 y después hacia N-640 camino de Chantada- Guntín- Lugo. En la salida de Lugo paro a repostar y no tengo la precaución de limpiar ni la visera del casco ni de echar un vistazo a la carcasa de la cámara ( si lo hubiese hecho habría visto que un bichejo se había estampado emborronando parte del objetivo...). La carretera de Lugo a Vegadeo (N-640), sobre todo a partir de Meira, me pareció fascinante y muy divertida: poco tráfico, muy buen asfalto, un bonito paisaje a ambos lados... casi perfecta.

Empieza a bajar la luz natural y después de un delicioso recorrido paralelo a la desembocadura del Eo, me incorporo a la A8. A partir de aquí se hace un poco tedioso el viaje, sobre todo por hacerlo en solitario y un poco molesto por mi culpa, al no detenerme en los repostajes a limpiar bien la pantalla del casco...no veo un pimiento y tengo que ir con la visera levantada... a veces parezco un poco idiota, ¡lo confieso!. La verdad es que llevaba algo de prisa al ver que me caía la noche encima ( lógico viajaba hacia el este...).

Después del "coñazo" interminable de la A8, lo siento pero lo sentí así, ( ¿alguien sabe por qué tiene unos túneles espectaculares limitados a 90 km/h?), el navegador me indica que debo tomar una salida, la 337... ¡chan chan chan!. ¿Error hacerle caso?. Todo es relativo. Si en vez de las 21:00 ( más o menos) fuesen las 17:00, estaría encantado de haberle hecho caso al navegador. Pero eran las 21:00 y noche cerrada. No sé si habéis oído hablar del "Mirador del Fitu". Es un lugar espectacular, desde el que se tienen unas vistas maravillosas y zona muy conocida por los amantes del automovilismo deportivo...Si fuesen las 17:00, este que está escribiendo habría disfrutado...no, "gozado" cómo un animal la subida y la bajada. Pero eran las 21:00, noche cerrada, cansado, la pantalla del casco llena de impactos de "bichos" y tenía ganas de llegar al hotel. Fueron, posiblemente, los diecinueve (19) kilómetros más largos y agobiantes de mi vida sobre ruedas. Encontrarte, subiendo, en un entorno totalmente "negro", sin una mísera recta, sin "freno motor" (la GTS es automática con variador y embrague centrífugo"), curva tras curva, viendo que en el navegador los kilómetros no parecen disminuir. Realmente no sabía por dónde iba hasta que coroné el alto del Fitu. Al ver el cartel, se me puso la piel de gallina... sabía lo que me esperaba en la bajada. Resulta que hace un par de años me sucedió lo mismo pero en coche y con la familia a bordo. De aquella era de día... Esta vez era de noche y la bajada fue, realmente, "divertida", a saber:

a) se me cruza un zorro en mitad de una curva...¡tira de freno Magdaleno que nos lo comemos! ( siempre hay que pasarles por su trasera ya que tienden a escapar hacia adelante).

b) Primer "fadding" del freno trasero ( el "fadding" es la pérdida de rendimiento del freno por exceso de temperatura...vamos que no tienes freno hasta que se enfría...) y amago de lo mismo en el delantero...

c) Debido a lo anterior, dos o tres curvas después me hago "un recto" en una curva de izquierdas. Menos mal que había un providencial camino de tierra en subida por el que entré cómo una exhalación hasta detenerme completamente.

d) Recuperado del susto anterior, bajo todavía más el ritmo y al poco rato, saliendo de otra curva a izquierdas, me encuentro una enorme vaca "rubia" totalmente cruzada en medio de la carretera, !mirándome de frente!...tiro de freno trasero y ¡segundo "fadding"!, la maneta del freno delantero tocando el puño, apriete de dientes, me ciño al casi inexistente arcén y San Cristobal permite que pase sin más que un ¡ligero temblor de piernas y un fuerte martilleo en las sienes!.

Diecinueve kilómetros de "videojuego" que se terminan al llegar a la intersección con la carretera que, a 1 kilómetro, te deja en Arriondas. Casas, farolas, luz, gente...
Si hubiese seguido por la A8 hasta la salida 319 habría ido derecho a Arriondas y de aquí en un suspiro por una carretera "normal" hasta Cangas de Onís. Pero, parafraseando a un moto-aventurero muy conocido que, a su vez, hace lo propio con Jean Paul Belmondo: "la aventura es la aventura".

Entro en Cangas de Onís algo más relajado y espero que el navegador me lleve al hotel...espero, espero y sigo esperando, hasta que me canso de dar vueltas por la población y no encontrar el dichoso Hotel Avelina... Finalmente decido entrar en otro establecimiento del ramo y pedir ayuda. El muy amable recepcionista me indica el camino y en menos de cinco minutos me encuentro en un paraje oscuro, entre árboles, con un edificio a oscuras y un tintineante rótulo (¡de película, con ese "bzzzz" del neón!), que me indica que he llegado. Después de conseguir localizar la recepción -no era tan fácil como puede parecer en el siglo XXI- el amable Pedro- ¡rumano de Transilvania me dijo muy orgulloso!- me da la llave de mi habitación. 

Desmonto la impedimenta, subo a la habitación, adapto mi vista al chillón color azul "peculiarmente cargante" de las paredes, cuento los arañones que hay en el techo ( uno seguro, el otro puede que llevase allí unos años y solamente quedaba el "chasis"), pruebo el colchón y me hundo en él hasta el somier y compruebo que, por lo menos, el cuarto de baño está impoluto ( de todas formas siempre chanclas para la ducha y la habitación...aunque sea un 5 estrellas!). Algo es algo. Son cerca de las 23:00.

Me aseo e intento contactar con algún conocido. Teléfonos fuera de servicio / cobertura o sin respuesta. Intento grabar la posición del hotel en el navegador y este se niega por tres (¡3!) veces. ¡Me dice que allí no hay nada!,¡aquel sitio, para él, no existe!. Quiero ir a Cangas de Onís a cenar y, realmente, es más fácil de lo que parece. Llego sin problema y me acerco por la carpa de la organización por si veo a algún conocido. No encuentro a nadie. Me voy a cenar. Al lado de la carpa hay un restaurante. Son las 23:30 y me sirven un estupendo entrecot, un trozo de tarta de queso y un café expreso que me reponen las fuerzas...y el ánimo. A estas alturas, he de reconocerlo, estaba casi arrepentido de haber venido. Regreso al hotel. Dejo la GTS bajo techo y ¡a dormir!.

A la mañana siguiente me cuesta horrores despertarme. ¡Estas pastillas son la bomba!. Me ducho, ordeno algo la habitación que había quedado como una "habitación de estudiante" y guardo las cosas en la bolsa que llevaré todo el día (la de túnel) con un par de cosas esenciales: una garrafa homologada de 2 litros de gasolina, por expresa indicación de los organizadores de La Travespera (cargada solamente con 1,5 litros para que quede espacio para la expansión de los gases, ¡importante!), el botiquín, el traje de agua y ¡un extintor! ( pequeñito, ocupa muy poco y te puede sacar a ti o a otra persona de un apuro). Engancho la bolsa en la GTS, me voy a desayunar y le dejo la llave de la habitación al "transilvano" Pedro.

He de decir que he utilizado durante todo el viaje una espaldera de esas que se usan bajo la chaqueta de moto. Hace las veces de elemento de protección en caso de impacto- teóricamente absorbe y disipa la energía protegiendo la columna- y, esta que compré es bastante rígida lo que me ha ayudado a que mi columna fuese "recta" y sin molestias ( además incorpora faja lumbar, ¡estupenda!). Si podéis, para una ruta larga, probad una.
Bueno, llego a la carpa de la organización de La Travespera 2016. El barullo era importante: música, gente, Vespas, mucho movimiento... Me encuentro con Mundo (Raimundo) y me dice cómo hacer para registrar mi inscripción. Allá voy. Hago cola un rato, saludo a unos compañeros de Orense que no conocía ( los identifiqué por una bandera gallega en una de las Vespas y por que uno llevaba el escudo del Vespa Club de Galicia... ¡cosido boca abajo...!). ¡Ay!.

"Bienvenido. Eres el dorsal número 203. Este será tu número para esta y para próximas ediciones. Si un año no asistes lo perderás". Estas fueron las tres frases que me sonaron casi como de un rito de iniciación y, realmente, creo que lo ha sido.

Bolsa con "recuerdos": camiseta, pegatina, y regalos varios. Esto, más lo que nos dieron a lo largo del día, supera, con mucho, los 30,00 € que pagué de inscripción.

Me fui a tomar un café con Mundo, le hice una foto a la "super moto" de piedra y hierro que habían colocado a modo de escultura, estuvimos ojeando lo que por allí había y me encontré con mi amigo José Montero al que tenía muchas ganas de ver, culpable, en parte, de mi asistencia a La Travespera, "genio" y "culpable" de esas "Crónicas Vespísticas", que a cualquier vespista de verdad le deberían producir, por lo menos, desasosiego y ganas de salir a viajar con su Vespa, la que sea, en busca de algo o sin motivo alguno.




"Aquí comienza todo un paraíso de curvas" reza la leyenda...¡y es cierto!. La "super moto" de 2500 kg (foto hecha con mi móvil de "última generación"...)
Es un tipo muy grande...en todos los aspectos ( ¡mirad la foto en la que estamos juntos y lo entenderéis!).



¡Veis como es un "tipo" muy grande!. Con el amigo José Montero en el Puerto de Panderrueda

Desde aquí nos dirigimos al punto de salida situado en la carretera, en paralelo al puente románico (...puente "romano" como le llaman...aunque es del s. XIII) en la que habían situado el "puentecico" de moqueta verde (réplica del "romano") para que un número reducido - lógico ya que no daría tiempo a que lo hiciesen todos- de participantes, pasasen por él, se bebiesen un culín de sidra y arrancase la jornada. ¡Hasta una "Piaggio Liberty" de Correos, pasó por el trámite, con su "cartera" a los mandos!



El puente "romano" de Cangas de Onís
¡Eso sí, después de cantar el "Asturias Patria querida", el descubrir una placa conmemorativa de La Travespera en el pretil del puente y el chupinazo indispensable!. El día no parece que esté para muchas alegrías. Una niebla, bien notoria en la foto de la salida de Luci, no auguraba nada bueno. Al poco rato cambió radicalmente y apareció un precioso cielo azul iluminado por un radiante sol.




Aparte del "Asturias Patria querida" se tendría que haber cantado el Himno gallego...¡éramos unos cuantos!. ¡Aquí el incombustible Lois!
Yo me quedé de los últimos para poder pasar por el "puentecico", ¡aunque no me pudiese tomar la sidra!.



Ambientazo antes de la salida
A eso de las 11:00 arranca la caravana de más de 300 Vespas y Lambrettas, más las "motos" de apoyo ( ¿sobre 320 / 330?)...¡muchas!. Vamos por la N-625 en busca del puerto del Pontón (1280 m.s.n.m.) ya en la Provincia de León.



Nuestra amiga Luci a punto de tomarse el "culín" de sidra en la salida. ¡Bravo por ella!
Ya antes de llegar a coronar el puerto, la carretera y su entorno es...no sé de qué manera definirla: divertida, impresionante, mágica, hermosa..., siempre con el río Sella o alguno de sus "ramales" a uno u otro lado de la carretera. Pasamos por lugares de nombre tan sugerente cómo "Fuente del Infierno".



¡Espectáculo puro y duro de carretera!. ¿De verdad no os apetece?
Vamos "encajonados": muralla de piedra plena de vegetación a un lado, cinta de asfalto, agua, vegetación y muralla de piedra al otro lado y, siempre, curvas y más curvas con un asfalto bastante aceptable. ¡No se puede pedir más!. Nada más coronar el puerto, entramos "oficialmente" en el Parque Nacional de los Picos de Europa.



¿Entendéis lo de "encajonados" viendo esto?. ¡Pues así kilómetros y kilómetros!. El Paraíso.
Pasado el puerto de El Pontón continuamos la ruta, es una especie de vals- curva a derecha, curva a izquierda- continuado, por la LE-2711 y en paralelo al río Tuerto. Coronamos el puerto de Panderrueda (1450 m.s.n.m.) en el que hacemos una parada para alucinar con todo lo que nos rodea.



...¡es que ya no sabías hacia dónde enfocar la cámara!
Comenzamos a bajar, pasando por el mirador de Valdeón.



 ¡Creo que los pies de foto van hablando por si mismos!
Sigue la misma deliciosa y maravillosa sucesión de curvas y más curvas con buen asfalto- hasta Posada de Valdeón en donde nos desviamos hacia la "ruta del Cares" para hacer una alto en Caín de Valdeón...es que ahí se termina la carretera, ¡ya no hay más asfalto!. El sitio es espectacular. El río Cares, un pequeño pueblo, un par de albergues-ultramarinos y ¡montañas, enormes montañas!. ¿Por qué hay más gente de fuera de España que nacionales por aquí?.
La parada aquí es de las de "avituallamiento". 
Con calma. Nos sentamos al sol, saboreando un par de cervezas y un bocadillo de jamón ( gracias por el detalle Mundo) y, por momentos y en el absoluto silencio que permiten nuestros "vecinos portugueses" contemplamos el imponente entorno en el que estamos inmersos. No quiero ser repetitivo pero es que es la "releche" ( no voy a expresarlo de otra forma que podría ser ofensiva para alguien). Estuvimos allí cerca de una hora. Tiempo justo.



Caín de Valdeón. Ruta del Cares
A partir de aquí no nos queda más remedio que o hacer senderismo o retroceder por la misma carretera hasta Posada de Valdeón en donde hicimos la parada para comer. Ensaladilla, fabada, ¡cómo no! y arroz con leche. La ensaladilla no me la comí. La fabada estaba...¡cómo estaba la fabada!...de chuparse los dedos (lo digo por mi, igual a alguien acostumbrado le pudo parecer normalita, a mi me encantó) y el arroz con leche...ummm!!! sabrosísimo!!!. Acabamos de comer y me voy a tomar café con Mundo.



Después de comer...
Al final no me lo tomé...conseguir llegar a la barra del único bar era complicado. De todas formas nos sentamos a charlar un rato con Mamu y su compañera Isabel. Fue un largo rato muy agradable y distendido. Toca reemprender la marcha...jod...con "les fabes" ¡qué buenas estaban! y tomamos, ahora, la LE-2703 para bajar, por una carretera estrecha de las de "tenerlos bien puestos" (me refiero a los neumáticos...), de asfalto viejo pero abrasivo, curvas y más curvas, haciendo una breve parada en el mirador del puerto de Pandetrave (1562 m.s.n.m.), hasta Portilla de la Reina en donde enlazamos con la N-621 en demanda del mítico puerto de San Glorio (1609 m.s.n.m.).
¡Feliz en el mirador del puerto de Pandetrave!
Este es unos de esos puertos de montaña de los que de pequeños, los de mi generación, oíamos nombrar en los Telediarios en blanco y negro, cuando hablaban de graves accidentes o nevadas impresionantes...
Bajando hacia Portilla de la Reina
Justo en la coronación del San Glorio se encuentra el límite con la Comunidad de Cantabria y la Provincia homónima y el desvío,a la izquierda hacia el Collado de Llesba y el Monumento al Oso Pardo. Por una pista asfaltada de dos kilómetros se llega al Collado. Allí aparcamos y subimos a pie hasta el monumento al Oso Pardo. ¡Menos mal que hace años que dejé de fumar!. La subida es "importante", ¡sobre todo para hacerla con botas, chaqueta, espaldera, casco, etc!... si la haces más ligero no hay problema.



El monumento al oso pardo
Allí se se cumplió con otro de los "ritos" de la Travespera: la foto de familia. No están todos los asistentes. Algunos no pudieron o quisieron subir ( ¡era una buena subida para bajar la fabada de la comida!).



    Los "Travesperos 2016" en el monumento al oso pardo
                                                      (foto cortesía de Mamu)

Bajamos del monumento al oso y nos incorporamos, nuevamente a la N-621, ya dentro de la Comunidad de Cantabria. Allí me encuentro con José Montero y su ya mítica Vespa GTS "Paneuro", detenida con problemas de transmisión. Me dice que ya ha pedido ayuda y me reincorporo al grupo.  La carretera es magnífica- seguimos con el mismo "curva va, curva viene"- con muy buen asfalto...¡ojo a las "deposiciones" de los bóvidos que te pueden dar un buen susto en plena curva!. El paisaje es abrumador por su extensión y majestuosidad aunque carente, prácticamente, de vegetación. Aquí, en la bajada hacia Potes la mayoría aprovechan para "desfogarse"...aunque hay que andar con un poco de cuidado, que nos vamos solos por la carretera. Si te accidentas por tus acciones es tu problema. Si lo haces y te llevas por delante a alguien se te pueden aplicar otros calificativos nada educados...Para correr están los circuitos. 

Igual me voy haciendo mayor...o más sensato ( bueno, no creo, jejeje!!!) o le tengo más cariño a mi magra cuenta corriente...el caso es que, fuera bromas, un acontecimiento como la Travespera yo lo entiendo de otro modo. Para mi es "moto-turismo" en estado puro. No es una prueba de velocidad, ni de regularidad, ni de resistencia...NO ES UNA PRUEBA. Es una delicia, es pasar un día disfrutando sobre una montura que te gusta, con gente con tus mismo gustos ( ¡a algunos incluso les tienes aprecio!), descubriendo sitios nuevos y conociendo usos y costumbres que, cómo mínimo, lo que harán es enriquecer y abrir más tu mente y tu concepto del mundo que te rodea. ¿No?. Yo me lo he planteado así.

El tema de la bajada hacia Potes ( parece ser, con mucha lógica y sentido común, que se desestimó el repostar en Potes ya que la gasolinera quedaba a "contramano") y de los continuos adelantamientos, incluso a los guías de la ruta ( mira que ya lo dije hace muchos años...¡al guía no se le adelanta, sobre todo, si no conoces el camino!) hizo que la Organización detuviese durante un buen rato la marcha en un lugar apartado, mientras "recogía" a todos aquellos que habían repostado en dónde "no debían". Se había avisado de antemano que se repostaría en un lugar determinado pero que, debido a la escasa capacidad del depósito de las Vespas, los participantes llevásemos un recipiente con algo de gasolina, marcado con nuestro número. Pusieron a disposición de quien quisiera un remolque para llevar los recipientes ( yo el mío lo llevaba, ya lo dije, en la bolsa de túnel)...pues ni por esas. Mucha gente va a su "bola" y desprecia totalmente el esfuerzo realizado por un buen grupo de personas que trabajaron duramente para que nosotros, los participantes, solamente nos preocupásemos de disfrutar. En fin, imbéciles hay en todos los sitios. La Organización, para mi, ¡un 10!.

A partir de aquí, pasado Potes y vueltas las aguas a su cauce, entramos en lo que para mi fue la guinda del pastel: el desfiladero de La Hermida. Abandonamos Cantabria y regresamos a Asturias.
¡Cosa igual no he visto nunca!. No hice fotografías. Hice vídeo, por lo que tendréis que esperar a verlos ( no sé por que método optar todavía para adjuntarlos ya que este medio solamente me permite vídeos de hasta 100 Mb. Igual tengo que subirlos a Youtube. Ya veré).

Es, este desfiladero, un lugar mágico, que superó, esto vuelvo a repetir es algo totalmente subjetivo, a todo lo que nos ofrecieron aquel día. ¡Aquí si que íbamos "encajonados" de verdad!. ¡Qué delicia!. Bajas por una carretera estrecha que da la impresión de que fue construida a "pico" y en muchos tramos es un "semi-túnel" a un lado y río y pared de roca con vegetación de montaña al otro, añádele algunos puentes y aquello es ¡cómo una maqueta de ensueño!.
Pero desgraciadamente, todo va llegando a su fin. Pasada la población de Panes cruzamos el río Deva y por la AS-114 nos dirigimos a Arenas de Cabrales, ahora siempre en paralelo al río Cares. ¡Esto es impresionante!. Empieza a caer la tarde cuando llegamos a Arenas y allí nos tienen preparada una buena merienda: tortilla, sidra y ¡cómo no! queso de Cabrales en abundancia.
¡Entre Mundo, Lois y yo dimos buena cuenta en un extremo de una de las mesas de un plato entero de este excelente queso!.
¡Había que fotografiar "nuestro" Cabrales antes de terminarlo!
 Tras unas palabras de agradecimiento por parte de la Organización de la Travespera y del Alcalde de Arenas de Cabrales, vamos preparándonos para regresar a Cangas de Onís. 

Ya ha oscurecido. Vacío el litro y medio de gasolina que llevaba en el recipiente, por si acaso ( aunque no habría hecho falta). Me gustó esta Organización que, cómo llevábamos algo de adelanto sobre el horario previsto, nos hizo esperar un buen rato para llegar a la hora que teníamos que llegar a Cangas de Onís. ¡Por algo era!.

A estas alturas del día, el cansancio empieza a hacer su aparición. El recorrido, ya de noche, desde Arenas de Cabrales a Cangas de Onís se me hizo muy pesado por la baja velocidad a la que se hicieron los 30 km que separan las dos localidades. De todas formas tenía que ser así ya que lo lógico era llegar agrupados a Cangas de Onís. Y llegamos bien agrupados, ¡haciéndose notar nuestra entrada en la población!.

Pero esa "pesadez" que sentí en ese tramo tuvo su recompensa. La llegada a Cangas de Onís fue de las de ponerte los pelos de punta. 
Hicimos un pequeño recorrido por el casco histórico, pasando por calles con terrazas de cafés y restaurantes, atiborradas de gente a aquellas horas que no se podían creer aquel fantástico espectáculo que estaban viendo y viviendo. ¡Nosotros, yo por lo menos, tampoco!.
El éxtasis, repito que siempre es mi criterio, se produjo al llegar a la carpa de la organización. El "puentecico" que por la mañana cruzamos para iniciar la ruta, lo teníamos que cruzar ahora para terminarla. Dos filas de muchachas vestidas con trajes regionales nos hicieron un pasillo de unas decenas de metros después del puente. Cientos de personas se agolpaban detrás de ellas. En un escalofriante silencio, ¡os lo juro!, solamente roto por el ruido de cada Vespa que cruzaba el "puentecico" y el pausado ritmo de las castañuelas que tocaban en señal de bienvenida aquellas chicas, fuimos, con el vello erizado, recorriendo aquel conmovedor pasillo humano de emocionante recibimiento y acomodando las Vespas por la carpa, las aceras, etc. Fue algo realmente espectacular. ¡Tengo grabado en mi mente aquel sonido particular de las castañuelas ( no sé si realmente le llaman así en Asturias) al recorrer despacio aquel pasillo humano...!.

Una vez repuesto de la emoción, vuelvo a repetir que fue una auténtica pasada, hablo con José Montero ( que se había quedado "tirado" en San Glorio) y me dice que ya está en el hotel, que ha conseguido llegar. ¡Bien!. Me quedo más tranquilo aunque me apena no haber podido cenar con él y con el resto del grupo de gallegos. 

Me voy con Mundo a cenar un secreto ibérico con un Ribera, rematado con un flan casero que me quitaron todo el cansancio del día.
Hacemos una buena sobremesa y a una hora bastante prudencial cada mochuelo a su olivo que mañana hay que regresar a casa. La fiesta continuó en la carpa de la Organización con música, entrega de premios, etc. Siento no haberme quedado pero estaba, realmente, rendido. Necesitaba "repostar" reposadamente.

Al llegar al hotel dejé preparado el equipaje para el día siguiente y me fui, directamente, a dormir.

Había quedado en regresar, por coincidencia de ruta, con Mundo por el puerto de Pajares ya que nunca lo había hecho en Vespa. 

Desayuno, me despido del bueno de Pedro, el transilvano del hotel, le hago una revisión rápida de aceite y refrigerante a la GTS, cargo el equipaje, cargo el fichero de la ruta en el navegador y arranco hacia el punto de encuentro con Mundo.
¡Despidiéndonos de Cangas de Onís y de la Travespera...por este año!
El día está algo nublado, no hace frío, pero amenaza con llover, por lo menos hasta abandonar Asturias, según las predicciones meteorológicas. 

Tenemos, Mundo y yo, una cierta disparidad de criterios sobre el uso de la electrónica de navegación al buscar la salida de Cangas de Onís. La electrónica tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Yo, con los años, he llegado a apreciar sus ventajas. Finalmente enfilamos la N-625 hasta Arriondas. Comienza a llover. Paro para ponerme el traje impermeable y guardo el navegador ya que no quería perder tiempo poniendo su funda impermeable. 

Continuamos por la N-634. Yo voy a la velocidad que me imponen mis límites en esas condiciones de lluvia y asfalto mojado... que no tienen que coincidir con los de otros. Al asfalto mojado, sobre dos ruedas, le tengo mucho respeto. Enlazamos, sucesivamente, con la A-64, la AS-1 y, en Mieres, con la A-66 que no abandonaremos hasta Campomanes en donde nos desviaremos hacia Pajares por la mítica subida / bajada del puerto de la N-630.
Ha dejado de llover pero, conforme vamos subiendo, la niebla hace acto de presencia. El asfalto no está para bromas. Subimos a ritmos diferentes. La climatología empañó bastante la subida de uno de los más míticos puertos de montaña de España. Aún así, disfruté hasta donde me permitió el no conocer los límites de unos neumáticos que utilizaba por primera vez (Pirelli Diablo contra Michelin Pilot 2 CT o Citygrip que había usado siempre). Coronamos el puerto. Pajares (1378 m.s.n.m.)
En el puerto de Pajares
Hace algo de fresco y la niebla se hace, por momentos más densa. Hay algunos coches parados con sus ocupantes haciendo fotos (¿a la niebla?). Aparece un cicloturista y mientras yo verifico la ruta hasta Vigo por un lugar menos convencional que bajar hasta León, Mundo se queda hablando con él. Hay una pareja de la Benemérita en el alto y me voy a hablar con ellos sobre la ruta elegida. Dos "tíos" muy majos que me dan todo tipo de explicaciones sobre la ruta que les digo que vamos a seguir. Me regalan un mapa de la zona, me confirman que en cuanto empecemos a bajar el tiempo mejorará muchísimo ( acertaron plenamente) y allí los dejo envueltos en un manto de niebla...No me cansaré de decir nunca que la Guardia Civil de Tráfico no está solamente para multar. Soy de la generación que, cuando viajábamos en el Seat 800 verde oliva (aquel 600 de cuatro puertas) o en el Simca 1000 color beige y había algún problema mecánico, muy frecuentemente, siempre era un alivio para los "adultos" de mi época ( mis padres, mis tíos, etc.) ver aparecer aquellas Sanglas pilotadas por aquellos guardias con chaquetón de cuero marrón, botas de montar y casco Duraleu... ¡es así!. Yo les tengo admiración, respeto y aprecio. Ellos no redactan las leyes, solamente las hacen cumplir. A ver si lo entendemos de una vez. Os ruego, a quienes leáis esto y no estéis de acuerdo, os abstengáis de hacer ningún comentario al respecto. Gracias.

La idea, la que yo tenía trazada en mi cabeza y en el navegador, era regresar, sin prisa, por carreteras secundarias pasando por Villablino, Ponferrada, Valdeorras, Monforte,etc...
Son carreteras que nunca había hecho en Vespa o con otra moto y me apetecía. Además, hasta la hora de la cena no me esperaban en casa.

Me despojo de la ropa impermeable. 
Retomamos el camino y bajamos hasta Villamanín en donde repostamos. Mundo insiste en que su GTS hace 250 km sin repostar. La mía no y voy más tranquilo sabiendo que llevo gasolina de sobra.

En Villamanín tomamos un desvío que nos llevará por una "pista de montaña" ( así reza el cartel al poco de entrar en la LE-3503) que nos hace ir dando brincos, aunque por un paisaje realmente impresionante, durante un tramo de 20 km hasta Aralla de Luna ya en la LE-473. A partir de aquí el asfalto mejora, la carretera se hace muy divertida y nos lleva a cruzar el embalse de Los Barrios de Luna.
El embalse de Los Barrios de Luna
¡Precioso lugar y muy buena ruta!. Pasado el puente, enlazamos con la CL-626 y entramos en la comarca de Babia ( ¡muy propio el cartel que te indica que estás en Babia!, jajaja!!!). Tanto esta comarca de Babia cómo la siguiente, la de Laciana, no las conocía y me han dejado un estupendo recuerdo. Fantásticos paisajes, buenas carreteras, entornos muy cuidados... Habrá que volver por aquí algún día con más calma...igual con otra "montura".

Llegamos a Villablino y por la CL-631, ahora paralelos al Sil, río que, en un pueblo de sus riberas, vio nacer a mi abuelo César. Comenzamos a descender hacia Ponferrada.
El embalse de Ondinas sobre el río Sil
Estamos en la comarca de El Bierzo.
El río Sil camino de Galicia
Es la primera vez que piso esta población. Es la hora de comer y después de un par de intentos infructuosos, acabamos con nuestros huesos en una terraza frente al Castillo Templario de Ponferrada para dar cuenta de una reparadora comida.
Comer con esta vista es un lujo, ¿verdad?
  
A partir de Ponferrada y por la bonita N-536 entramos en Galicia por la población de Puente de Domingo Florez. El clima acompaña: buena temperatura, cielo despejado...al llegar al Barco de Valdeorras entro en terreno muy conocido para mi por motivos profesionales de antaño. Siempre había venido por aquí en coche desde Vigo y siempre me imaginaba cómo sería hacer esto en moto... ¡Ahora lo iba a hacer!. N-120 y directos hacia Monforte de Lemos. Lo único que me hace "cortar gas" es, aparte de la prudencia en algunos sitios, el paso de las travesías y el no saber en dónde puede haber radares...no está la economía para pifiarla por un exceso de velocidad. De todas formas, para mi, venimos a buen ritmo. Es un fin de semana de moto-turismo.

La bajada desde Monforte hasta Orense la conozco muy, muy bien. Hacemos un alto en el mirador de Pesqueiras. Allí hay un monumento dedicado a todos los moteros que han dejado su vida en la carretera. Es la primera vez que me acerco y les rindo un pequeñísimo homenaje depositando unas flores silvestres recogidas allí mismo.

Cuando tienes amigos y familiares que han dejado su vida a lomos de una moto, pilotando o de "paquete" sientes una cierta descarga en el corazón al estar en aquel lugar.
¡Ráfagas al cielo!
El resto de bajada hacia Orense se hace tediosa detrás de una caravana de coches que circula muy lentamente. A partir de aquí no hay demasiado que reseñar. Llegamos a Orense, enfilamos la archiconocida, para nosotros ¡claro!, A-52 y tras un último repostaje, sí, ya se que igual soy excesivamente conservador con la gasolina, en Ponteareas, llegamos a Vigo a eso de las 20:00. Me despido de Mundo en la Avenida de Madrid y en unos minutos estoy en mi casa, feliz, contento, radiante, emocionado, cansado, hambriento ( ¡siempre me pasa aunque haya comido comido una vaca a mediodía!).

Bueno, no hay mucho más que contar...creo amigos y amigas de 10 Pulgadas que os habéis podido hacer una idea, más o menos fiel, de lo que ha sido esta nueva historia. Tengo y debo, cómo siempre, agradecer a los que me han soportado en mayor o menor grado: Mundo, José Montero, Mamu, Isabel, Luci, Lois...y les pido disculpas por no haber compartido con ellos más tiempo. Lo siento.

Me ha gustado muchísimo la experiencia. No soy capaz de expresarlo con palabras. Si Dios quiere, la Justicia no lo impide y la economía tampoco, el dorsal 203 estará presente el próximo año en La Travespera.

Mis felicitaciones a los organizadores por que, para mi, lo habéis hecho muy bien.
Todavía hay algo...

Ha faltado, en este viaje, mi compañero de aventuras Miguel al que eché muchísimo de menos. Sé que vas a leer esto y espero que la próxima edición puedas experimentarla en vivo y en directo. Solamente quiero repetirte que viajar contigo siempre ha sido y será un placer.
...y algo más que quería dejar para el final. A mi hermano del sur, al "boquerón" de Sergio Durán, lo hemos echado muchísimo de menos en un jolgorio de este calibre. Sé, sabemos Mamu y yo, que habrías dado parte de tu hacienda por estar aquí con nosotros. Por eso y a petición tuya, hemos disfrutado y nos hemos hecho una fotografía (que ya tienes a través de Facebook) que quiero que sea la que cierre este relato. ¡Te queremos Sergio!
¡Te echamos de menos Sergio!


En este enlace VÍDEO DE LA IV TRAVESPERA
podréis acceder al vídeo del viaje. Es la primera vez que hago algo similar y reconozco que no es bueno. Es muy largo, la posición y estabilización de la cámara no fueron las mejores, el montaje es mediocre y la música la tuve que elegir de la "gratuita libre de derechos de autor"... además de que pasa por tantos filtros y programas que la calidad final no tiene nada que ver con los vídeos originales. Tendré que revisar eso para futuras ocasiones. En fin, lo he hecho con la mejor intención para que pudieseis ver que fantásticos lugares tuve la suerte de recorrer.

Un abrazo a todos y muchas gracias por tener la deferencia y el tiempo para leer semejante "ladrillo" que os he soltado.
Atte. César
10 Pulgadas